INTERESADO. Medvédev visita una exposición en Siberia. / AP
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El candidato de Putin se desmarca de su mentor y exige mayor libertad

Medvédev pide la independencia de los medios y de la justicia al presentar su programa para las presidenciales rusas

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El hombre con más posibilidades de convertirse en presidente de Rusia tras las elecciones del 2 de marzo, el actual viceprimer ministro, Dmitri Medvédev, declaró ayer en la ciudad siberiana de Krasnoyarsk ante una nutrida audiencia de hombres de negocios que mantendrá el mismo rumbo que su mentor, el presidente Vladímir Putin si llega al Kremlin. Sin embargo, Medvédev expuso un programa que poco tiene que ver con la línea seguida por el actual mandatario.

El delfín de Putin insistió repetidamente en que Rusia necesita libertad y ésta «debe ser el principio básico de la política del Estado». Hace falta «libertad individual, económica y de expresión», subrayó Medvédev. Según su punto de vista, «hay que defender la independencia de los medios de comunicación, que son los que garantizan el flujo de información entre la sociedad y los órganos de poder».

El viceprimer ministro estima fundamental que la justicia no esté sometida a ataduras de ningún tipo. «Hemos de acabar con la práctica de que las decisiones judiciales se adopten bajo la presión de llamadas telefónicas o se incentiven con dinero bajo cuerda», señaló. Precisamente la independencia de los tribunales y los medios es, según Medvédev, la premisa que permitirá luchar de forma efectiva contra la corrupción, «la lacra más grave que aqueja a nuestra sociedad».

«Debemos también poner fin al hábito nacional de no cumplir la ley», manifestó, y «lograr la armonía entre la libertad y el orden». De acuerdo con su programa, que abarca hasta 2020, pese a que el mandato presidencial dura sólo cuatro años, hay siete tareas que deben ser acometidas con urgencia: «Superar el nihilismo legal, reducir las barreras burocráticas, bajar los impuestos, convertir el rublo en una moneda regional de reserva, modernizar las infraestructuras -energía y transporte-, sentar las bases de un sistema nacional de innovación y llevar a cabo un plan de desarrollo social».

Medvédev, un abogado de 42 años, dijo que hay que concentrarse en las cuatro 'íes': instituciones, infraestructuras, innovaciones e inversiones. El dirigente manifestó además que «crecimiento económico y calidad de vida de la población son términos que no pueden ir separados». «Una parte de la sociedad rusa vive en situación de coma social, sin ninguna esperanza ni perspectiva de mejorar su futuro, mientras el país es ya el séptimo del mundo en volumen de PIB», admitió.

Menor papel del Estado

Para el delfín de Putin lo principal ahora es «que se respete la propiedad privada y desaparezca la costumbre de repartirla de nuevo cada vez que llega al poder otro jefe del Estado». Medvédev ve también imprescindible reducir la intervención del Estado en la economía y crear condiciones para que los funcionarios no estrangulen la pequeña y mediana empresa. Afirmó, por otro lado, que «no hay razón para que los responsables del Estado sean miembros de los consejos de administración de las empresas estatales».

Medvédev, designado candidato por cuatro partidos oficialistas, Rusia Unida incluida, ha prometido nombrar primer ministro a Putin, bastante menos comprometido con las libertades pregonadas por él ayer. El actual jefe del Kremlin mantiene una visión mucho más soviética y monopolista de la política y de la economía. Durante su mandato, el Estado ha sufrido una reburocratización sin precedentes y se ha disparado la corrupción hasta extremos alarmantes.

Medvédev se enfrenta a otros tres candidatos: el comunista Guennadi Zugánov, el ultranacionalista Vladímir Yirinovski y el jefe de la masonería rusa, Andréi Bogdánov. Pero los sondeos muestran que ganará en primera vuelta con un 70% de los votos. Su presumible victoria va a quedar empañada por la ausencia de observadores occidentales. La OSCE tuvo que renunciar a enviar sus representantes a los comicios debido a las restricciones y cortapisas impuestas por la Comisión Electoral rusa.