El director brasileño, José Padilha, antes de la proyección del film en el Festival de Berlín./ EFE
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El película 'Tropa de Elite' del brasilño José Padilha se alza con el Oso de Oro en el cierre de la Berlinale

El festival cierra el telón con la entrega de premios, el Especial del Jurado ha recaído en el documental 'Standart Operating Procedure'

BERLÍN Actualizado: Guardar
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La película brasileño-argentina 'Tropa de Elite', de Jose Padilha, ha ganado el Oso de Oro de la Berlinale, un festival donde el cine latinoamericano ha brillado y en cuyo palmarés se advierte el sello político del presidente del jurado, el griego Constantin Costa Gavras.

Padilha, con su film sobre la violencia y la corrupción policial en las favelas, se ha llevado lo máximo de Berlín, mientras que el mexicano Fernando Eimbcke, exponente de un cine más intimista, ha ganado el Premio Alfred Bauer y el de la crítica internacional, FIPRESCI.

'Tropa de Elite' se adentra, cámara a cuestas, en la estrategia a lo 'Rambo' de un cuerpo especial de la policía de Río. Lo cuenta desde la perspectiva policial, a partir de unos pocos miembros de esa tropa y con ocasión de los preparativos para la visita del Papa Juan Pablo II a unas favelas controladas por bandas de traficantes más armadas que esos "rambos" policiales.

La película de Eimbcke se sitúa en el polo opuesto: ritmo lento, hasta lentísimo, para seguir con pulso magistral a un muchacho de 16 años que recorre la ciudad en busca de un recambio de automóvil y mientras trata de superar el desgarro interior por la muerte de su padre.

Al margen del caso de Eimbcke, el "sello de identidad" del director griego se ha hecho notar en el Oro para Padilha, un film de impacto que en Brasil vieron ya 15 millones de espectadores -11,5 millones en copias pirata-, y se extendió a los restantes grandes premios.

La decisión más coherente del jurado

El documental 'Standart Operating Procedure', de Errol Morris, ha ganado el Oso de Plata o Gran Premio del Jurado, en lo que se considera la decisión más coherente del jurado de Costa Gavras. El film, primer documental a competición en la historia de la Berlinale, reconstruye a través de las fotografías de torturas a presos iraquíes en Abu Ghraib y también de testimonios de quienes las infligieron, el caso que escandalizó al mundo.

Al margen de la legítima intencionalidad de denuncia, la película fue recibida por la crítica como un producto fallido, más volcado en las declaraciones, y hasta justificaciones de los soldados torturadores que en las víctimas.

El Oso de Plata ha sido para Paul Thomas Anderson -que ganó el Oro en el 2000 por 'Magnolia'- ahora con otra película de claro contenido político, 'There Will Be Blood', sobre el nacimiento del capitalismo petrolero descarnado, corrupto y corruptor. Se trata de un film épico apuntalado en la soberbia interpretación de Daniel Day-lewis, quien encarna la maldad y la falta absoluta de escrúpulos.

Costa Gavras solo ha aflojado las riendas de lo político en el reparto de premios a la mejor interpretación. El Oso de Plata para la mejor actriz fue para Sally Hawkins, por 'Happy-Go-Lucky', de Mike Leigh, una refrescante comedia que ha aligerado la Berlinale con su retrato de una alocada y algo enervante muchacha empeñada en irradiar felicidad como antídoto a la amargura.

Mejor actriz y mejor actor, las antípodas de dos personajes

El correspondiente al mejor actor ha sido para el iraní Reza Najie, el atribulado padre de familia y perseguidor de avestruces del film 'Avaze Gonjeshk-ha' (Song Of Sparrows), de Majid Majidi.

Aparentemente, se trata de dos personajes en las antípodas: la londinense y colorida Poppy, el desempleado que se busca la vida sobre una motocicleta por Teherán. En ambos casos, sin embargo, representan el positivismo y la capacidad de esquivar la maldad.

El festival se ha despedido así con un palmarés destinado a no gustar a todos, como suele ocurrir, y también como la Berlinale más popular y apretada de la historia. Se han vendido 230.000 entradas al público corriente, unas 10.000 más que el año anterior, y ha habido unos 20.000 acreditados, entre ellos 4.200 periodistas, asimismo un incremento del 10%.

Las citas más mediáticas se han resuelto a codazos y empujones, como las conferencias de prensa de Rolling Stones y Madonna, ya que si bien la Berlinale crece y crece, parece que a nadie se le ha ocurrido que también deberían hacerlo los espacios en que discurre.