Una devota enciende una vela a la Virgen del Carmen.
CÁDIZ

Un cuadro que hace milagros

El lienzo de la Virgen del Carmen, en el Obispado, es visitado por decenas de gaditanos; muchos llevan a sus hijos y nietos para perpetuar la tradición

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Jamás un cuadro de autor anónimo despertó tanta devoción entre los gaditanos. Hasta el Obispado, en la calle Hospital de Mujeres, diariamente se trasladan centenares de feligreses para cumplir con una tradición: rezarle al lienzo de la Virgen del Carmen. Juana Román durante sus plegarias no puede reprimir las lágrimas detrás de sus gafas. «Vengo todos los días que puedo desde hace muchos años para ponerle unas ofrendas a la Santa. Me agrada este sitio porque es muy tranquilo», dice.

La imagen, ligeramente en alto, es iluminada por las decenas de velas que la rodean . El respeto entre los feligreses es absoluto. José permanece de rodillas y con los ojos cerrados mientras pide por su familia. «Aprovecho antes de ir a trabajar para visitar a la Virgen, todos los días le pongo una vela y si falto le coloco por los días que no he venido. Es algo que hago desde que tenía 14 años porque mis padres eran muy devotos de la Virgen del Carmen», confiesa.

Juana García se hizo devota de la Virgen del Carmen por casualidad. «Me dieron un cuadro como regalo de bodas cuando me casé hace ya 30 años y desde entonces visito esta capilla para que tengamos salud y trabajo», comenta mientras atiende a su nieta de apenas 6 meses que intenta coger una de las velas rojas. Y agrega: «Vengo con ella para que sepa el camino e inculcarle esta tradición. Siempre tenemos que creer en algo, pues la fe mueve montañas».

Miguel Izquiano, de 77 años de edad, recuerda cómo venía de niño con su madre después de hacer la compra en el mercado. «Es una tradición que durante años no pude cumplir por trabajar en Alemania. Ahora vengo cada vez que puedo para rezar por mis difuntos y le pongo dos velas a la Virgen. Me sirve para recordar a mis padres», dice.

Josefa Velázquez también cumple con esta tradición desde hace 75 años porque su madre era «muy devota Del Carmen».

La belleza y los misterios que rodean al cuadro están fuera de toda dudas. Son varias las personas que se volvieron creyentes al ver esta obra artística, como cuenta Mayte. «Mi abuelo era republicano y vino a Cádiz huyendo durante la Guerra Civil. Era un ateo confeso, pero desde que descubrió la pintura de la Virgen del Carmen no pasó un sólo día sin visitar la capilla», señala esta joven.

jmvillasante@lavozdigital.es