LA GLORIETA

sean sinceros

Los periodistas deberían de reconocernos, a modo de gratificación, la capacidad que demostramos a diario para tragar, digerir y escupir las miles de promesas que los partidos políticos son capaces de lanzar antes de las elecciones. Es esa capacidad que controla nuestros dedos antes de que lancemos nuestros bolígrafos como puñales al pecho del político de turno, en la enésima rueda de prensa. Bien es cierto que cuando asistes a la conferencia número 28 del portavoz sonriente (para la foto), pero hiriente (sólo cuando habla de su oponente) con su particular lista de los Reyes Magos, los del gremio activan el piloto automático y dejan que la grabadora capte un parloteo, normalmente, poco interesante, manido y previsible. A saber, si hablamos de Cádiz ciudad en boca del PP, la Tacita se acerca con paso firme a la estela de la Concha donostiarra, aunque en San Sebastián sus habitantes ganen tres veces más de lo que recibe un currito gaditano. En cambio, si el tema del día son las infraestructuras de la provincia, ya se encargarán los populares de recordarle al votante, que en su mayoría pasa de acudir a las urnas porque no se creen sus coplas, de que estamos en el furgón de cola.

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Este mismo discurso me harté de escucharlo los cuatro años que viví en Murcia, donde el PSOE chupa banquillo hace más de una década.

Pero en estos discursos no se debería jugar al puedo prometer y prometo con la tragedia del Estrecho. Señor Rubalcaba, que apenas nadie entra en el país sin ser controlado, es rotundamente falso. Lo mismo le digo a Loaiza cuando asegura que ahora la inmigración en Cádiz está peor que nunca. Sean sinceros y díganle al votante que la pobreza se enfrenta a cualquier cámara de vigilancia, y que mientras no se elimine, seguirán muriendo en el intento.