LA GLORIETA

Un Cádiz de chirigota

Un polaco, un guineano... Y marchan dos argentinos. Este Cádiz está desuramericándose (gran palabro que no existe en nuestro diccionario). Y en tiempos de Carnaval, para que todo quede como más brillante. ¿Y hacia dónde van? Aquí está el meollo de la cuestión. Muñoz está recibiendo ahora pitos y críticas no sólo por la situación deportiva del equipo (que ni mira hacia arriba ni hacia abajo). Un club que se mantiene en una discreta posición, la peor de las posibles situaciones para jugadores y afición. Y los dueños ¿saben lo que quieren hacer con este club? Por algunos guiños (venta de Lobos, marcha de Vella...) parece que quieren hacer caja para cubrir agujeros económicos e intentar dejar, una vez más, la institución en otras manos.

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El peligro podría ser no en un comprador (tipo Baldasano) que vea demasiado tarde que las cuentas no estén claras y se desprenda pronto del club, sino que caiga en manos de tiburones que intenten colocarse en el mercado para beneficio propio, generalmente de nacionalidad extranjera (tipo Piterman) que le importe un pito la historia, la situación económica y deportiva de un equipo que tiene detrás quince mil socios y otros miles de seguidores. El deambular deportivo de esta temporada hace que caigamos en el pesimismo más derrotista. El miedo no es en caer en el infierno de la Segunda B, sino en la propia supervivencia del submarino.

Ojalá que Kosowski, Bangoura y demás desconocidos que recalen en Carranza no sólo sirvan para lograr la sonrisa y la alegría de los seguidores cadistas, sino también para aclarar un futuro lleno de oscuras dudas.