NOVEDAD. El busardo moro llegará desde Marruecos. / L. V.
Sociedad

El Cambio Climático moverá las aves españolas al norte

El Atlas Climático de las Aves prevé que se desplacen hacia países escandinavos Las especies podrían desplazarse 550 kilómetros y algunas desaparecerán

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Numerosas aves migran cada año dentro de su ciclo vital natural, pero muchas otras pueden verse obligadas a una mudanza forzosa de largo alcance y consecuencias imprevisibles. Si no se contiene, el calentamiento global desalojará a lo largo de este siglo a buena parte de la avifauna europea hacia otras latitudes, más al nordeste, en busca de temperaturas idóneas. Las aves españolas están entre las más vulnerables del continente. Las especies incapaces de adaptarse o emigrar desaparecerán. En el escenario más leve, la extinción rondaría el 20 por ciento en conjunto. Pero en regiones como la Península Ibérica, más expuesta a la crisis climática, podría superar el 40.

Cuatro expertos británicos -B. Huntley, R. Green, Y. Collingham y S.Willis- examinan en el primer Atlas Climático de las Aves Reproductoras de Europa un total de 430 especies continentales y su distribución actual. Anticipan que si la comunidad internacional no se pone las pilas, ataja en serio las emisiones de CO2 responsables del efecto invernadero y limita el calentamiento planetario a límites asumibles -menos de 3º C sobre los niveles pre industriales-, el mapa avícola sufrirá un vuelco. El calor y las alteraciones en el ciclo reproductivo de insectos y plantas forzarán a muchas especies típicas del centro y sur de Europa a buscar nuevo hogar y desplazarse una media de unos unos 550 kilómetros al nordeste. Eso las que tengan capacidad de dispersión, que se calcula son apenas una cuarta parte del total. Para la mayoría, su área de implantación se reducirá además un 20 por ciento. Aves árticas y subárticas, así como algunas especies ibéricas serán las que perderán más territorio a lo largo de este siglo, añaden los autores.

«Los suecos, los finlandeses, los países nórdicos estarán muy contentos porque van a ganar especies de aves que ahora no tienen», ironiza Alejandro Sánchez, director de la organización ecologista SEO/BirdLife. A su vez, la Península Ibérica sufrirá invasiones de especies norteafricanas que ya hoy se dejan ver, como el busardo moro, la perdiz chukar o el gorrión moruno.

Para España, el país con mayor biodiversidad avícola de Europa, el saldo entre incorporaciones y pérdida de especies será muy negativo, dicen los expertos. Las diez aves más amenazadas por el calentamiento planetario anidan casi todas aquí, caso del estornino negro, el rabilargo, el verderón serrano o la curruca balear.

A otras especies al borde de la extinción por distintos factores, las alteraciones climáticas les pueden dar la puntilla. Es el caso de la perdiz nival o lagópodo alpino, del papamoscas cerrojillo, de la alondra ricotí. En apenas décadas, el urogallo dejará de cantar en los bosques atlánticos y se refugiará en dominios boreales, la taiga escandinava y rusa. El águila imperial ibérica, gloria del bosque mediterráneo, podría desaparecer, lo mismo que la avutarda, acosadas ambas de antemano por la presión humana sobre sus hábitats.

Oráculo

El Atlas Climático de las Aves de Europa no es un oráculo exacto. Se centra en las condiciones climáticas idóneas para cada especie y obvia factores importantes como la disponibilidad de hábitats, capacidad de dispersión, la sincronía entre los ciclos vitales de depredadores y especies alimenticias. Pero no yerra el tiro porque los fenómenos que vaticina «están ocurriendo ya», recalca Juan José Sanz, investigador del CSIC y experto en cambio climático y biodiversidad. En el siglo XX, con un aumento global de la temperatura mundial de 0,6º, numerosas aves desplazaron sus áreas de distribución 100 kilómetros hacia el norte.

La obra es una llamada a la acción. «Hay que redoblar los esfuerzos para que las especies más vulnerables hoy puedan resistir los efectos del cambio climático», subraya Alejandro Sánchez. Reparar hábitats y ecosistemas dañados, establecer reservas y corredores biológicos donde la fauna avícola pueda buscar buenas condiciones de asentamiento. «No es sólo proteger Doñana, sino tener doñanas de recambio», ganar tiempo hasta que los países industrializados contengan las emisiones de CO2 y el calentamiento global. O nuestras aves se mudarán.