GOLEADOR. Henry remata de cabeza a bocajarro. / AP
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El Barça se sirve de un regalo del Racing en una noche para olvidar

Henry anotó el tanto azulgrana tras un mal despeje de César Navas Los de Rijkaard consumaron la victoria más soporífera de la temporada

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El Barça consumó la victoria más soporífera de toda la temporada ante el Racing gracias a un solitario tanto de Henry, que sacó partido de un mal despeje de César Navas. Los azulgrana ofrecieron una imagen muy pobre en una noche para borrar de la memoria local si no fuera por el esperado regreso de Messi.

Puyol a Milito. Milito a Puyol. El balón debió quedar mareado entre tanta ida y vuelta entre los dos centrales del Barça. El perfecto trabajo del Racing les estaba obligando a pasarse el balón ante el murmullo del Camp Nou. De esa guisa transcurrió la primera mitad. Al Barça le costaba tanto desarbolar el entramado cántabro que Coltorti estaba a punto de convertirse en un convidado de piedra.

El meta suizo estuvo a un paso de restar de esa guisa si su rival no le hubiese cogido el gusto al juego aéreo. El Barça sumó tres ocasiones en la primera mitad y todas ellas con la cabeza. Henry y Bojan desperdiciaron las dos iniciales. A la tercera fue la vencida tras un mal rechace de César Navas que el delantero francés acogió con suma gratitud para dedicarle el tanto con una peculiar subida de pantalones a Víctor Valdés.

El Barça sacó mucho partido de su estéril dominio. Mucha posesión para casi nada. El Racing de Marcelino cumplía a la perfección con su voluntad. A su innegable orden defensivo intentaba añadir una contra vertical que la concentración de la zaga azulgrana, liderada por un Milito magistral, abortaba sin excesivos problemas. Así que el primer acto se había decidido por un triste error. La segunda prometía mayores alegrías teniendo en cuenta que el Camp Nou esperaba con ansia el regreso de Leo Messi.

A la espera del argentino, el Barça se adentró en un empantanado territorio, mareando la perdiz en exceso cuando debía alejar el balón de su área ante un Racing que avistaba a Valdés con un remate envenenado de Serrano resuelto con acierto por el meta azulgrana.

Aires renovados

El enésimo error de Giovani, obcecado siempre en disparar, propició la entrada de Messi. Treinta segundos le bastaron para revolucionar el ataque azulgrana, provocando la inevitable falta de Oriol. El argentino alegró el partido. Le insufló renovados aires a su equipo, que necesitaba nuevas energías para cerrar la victoria.

El Racing ya había tirado la toalla. Los cambios de Marcelino parecían enfocados a salir del Camp Nou con una derrota mínima, sobre todo tras sustituir a un Serrano que, gracias a su velocidad, parecía el único capaz de sorprender a la zaga local.

La actitud cántabra y la empanada azulgrana contribuyeron a alargar una espantosa noche de fútbol que tan sólo despertó de su agonía gracias a algunos destellos de Messi. Por cierto, en un partido sin jugadas de compromiso, Medina Cantalejo se lució con un arbitraje demasiado permisivo, sobre todo con los visitantes.