Cádiz C.F.

Como alma en pena

El Cádiz es dominado de principio a fin por el Hércules, que se alza con la victoria en Carranza merced a los goles de Ismael y Vélez El equipo amarillo firmó el peor partido desde la llegada de Calderón

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Un baño sin paliativos, con los chorros de agua desbordándose por la bañera, algo más que esa gota que colma el vaso. Paliza incontestable, tremebunda, y es que el luminoso se queda sumamente corto con respecto a los méritos contraídos por uno y otro equipo. El Hércules domesticó a unos cachorros que creían ser leones y acabaron lamiendo la bota alicantina. Con la lengua arrastrándose por el césped y ante un Carranza vacío, los jugadores del Cádiz demostraron que sólo un milagro puede traer algo de emoción a una desastrosa temporada.

Esto es lo que hay, lo de Sevilla fue una mera ilusión. Una plantilla descompensada, con futbolistas sobrevalorados por una afición que ya no aguanta más, la estrella con los mariachis y los fichajes que vendrán a coste altísimo para aspirar a un buen puesto en la zona media. Desorganización máxima, divorcio hinchada-presidente, desilusión latente, todo lo que lamentablemente sólo sale a la luz cuando no entra la pelotita.

Este Cádiz está condenado a nadar en la mediocridad. Por miles de motivos. El primero es su alarmante falta de calidad, de capacidad creativa, en un deporte en el que no sólo vale con patear el balón. Ya se obvia la escasa, más bien nula aportación ofensiva de la parejita Bezares-Fleurquin. El desbarajuste es máximo cuando encima el centro del campo enemigo, con peloteros como Farinós, De los Santos e Ismael, liquida a base de toque la contención en la medular.

Despropósito cadista

Antonio Calderón pagó ayer muy cara la gastroenteritis de Parri. No porque el levantino esté en un buen momento, sino porque durante la primera parte no llegaría ni una bola limpia a los delanteros Casas y Dani.

Con esta deficiencia, el Cádiz vivía de las bandas, pero ante el Hércules los carrileros firmaban sus peores actuaciones de la temporada. Cristian sería la sombra del que conoce Carranza, Raúl López se retiraba por problemas en los gemelos, y la voluntad de Gustavo López y Enrique es insuficiente cuando topan con laterales solventes y efectivos.

El gol era misión imposible. Pero el suyo era cuestión de tiempo. La retaguardia dejaba las vergüenzas al aire, y sólo César mantenía el tipo a duras penas. Paz confirma su mal momento, siendo un títere en manos de Ion Vélez, quien siempre creaba peligro por alto y por bajo.

El espigado delantero tenía la primera gran oportunidad pero la mandaba fuera. El equipo alicantino era dueño y señor del duelo, y sólo la movilidad de Dani propiciaba la única ocasión, que salvaba Unai con una buena intervención.

El Cádiz comenzaba a ser un despropósito que el enemigo aprovecharía de un momento otro. Y así fue. Magnífica combinación en la media punta, y gran disparo del ex xerecista Ismael que supera a un Contreras mal colocado.

El tanto no coge de sorpresa a nadie, pero hace aflorar los silbidos en la grada. Tote, Ismael y Vélez bailan a los amarillos, y sólo la diosa Fortuna impide que la sangría sea mayor.

Todo fallaba. El portero, la defensa, el centro del campo y la delantera. Le tocaba al entrenador. En la segunda mitad, daba entrada a Parri (lógico) y a De Quintana, que incomprensiblemente le ha ganado la partida al otrora imprescindible De la Cuesta. Debe ser difícil jugar cada tanto tiempo y batirse el cobre en los momentos más delicados. El gerundense sería culpable activo del segundo tanto del Hércules, que hacía justicia después del penalti a Enrique transformado por Parri.

Un disparo a la cruceta de Rodri, un gol anulado a Tote por un polémico fuera de juego y otra buena intervención de Contreras evitaron la humillación en el marcador, que no sobre el campo.

Siete puntos marcan la diferencia actual entre el Cádiz y su sueño. Los fichajes quizás lleguen demasiado tarde, como en los últimos años. Y no hay más cera que la que arde. La temporada está prácticamente finiquitada en enero y esperan meses de abulia y sopor insoportable. Si nadie quiere cambiarlo...

jaguilera@lavozdigital.es