«Somos el país que más películas se baja de internet»

-Malas noticias para el cine.

-Estos datos no son ninguna sorpresa. Las ciudades se quedan sin salas, y es lógico que haya menos espectadores. Pantallas hay muchas en los multicines, pero cada vez hay menos salas. Además, cambian las formas de ocio. Cada vez se consume más, pero seguimos fijándonos en la recaudación en las salas, cuando la gente ve las películas en su casa en el DVD. Ya no tenemos tanto tiempo libre, los estilos de vida son diferentes. La asistencia a las salas lleva cayendo desde hace ocho años.

-Pero este año 6 millones de espectadores dieron la espalda al cine nacional. Un dato sangrante.

-Ya. Y suben las descargas ilegales de internet, somos el país que más películas se baja de la red. La industria no se ha adecuado todavía a esta realidad para ofrecer sus filmes. Los productores no reciben ninguna remuneración de las descargas ilegales, y no pueden recuperar la inversión.

-¿La cuota de mercado es significativa de la salud de una cinematografía?

-Es importante. A menudo se obvia que el cine es una actividad multisectorial. Se olvida que es una industria que moviliza mucho dinero y miles de puestos de trabajo. Genera negocio para el país, al margen de los múltiples valores que proporciona. El cine promociona la cultura, las costumbres, la lengua, la historia y el turismo, como bien saben americanos y franceses.

-Tras un año al frente del cine español, ¿ha tenido la sensación de ir contra los elementos, de tener el enemigo en casa?

-Ese sentimiento está localizado en una opinión no revisada que viene de muy atrás. Sería bueno analizar por qué se habla negativamente del cine español. Por qué se habla muchísimo más de la política del cine que de la del teatro, el fútbol o la música clásica. No conozco ninguna otra ley que haya sido tan sometida al escrutinio público como la Ley del Cine. Esas subvenciones de las que tanto hablan en los blogs de Internet, ¿de cuánto dinero estamos hablando? La partida más pequeña del presupuesto de Cultura. Comparado con los museos no es nada, 65 millones de euros al año. Pero genera mucho interés, y no siempre positivo. Dicen que el público no quiere ver cine español, pero luego llega El orfanato y se les olvida.

Un futuro de cine

-¿No falta autocrítica en la profesión?

-La hay, otra cosa es que la puedas ejercer. En los contenidos creativos hay autocrítica, se analiza por qué las historias no conectan con la gente. Es una cuestión vinculada con lo económico, a cómo se financian las películas y quién decide las que se hacen.

-¿En los Goya se va a agradecer la labor salvadora de El orfanato?

-Lo importante este año es la incorporación de nuevos directores, como Juan Antonio Bayona. Cuatro candidaturas en la categoría de director novel eran pocas, podría haber habido hasta diez. Esos nuevos directores y técnicos significan que el deseo de contar historias sigue generando interés entre los españoles, lo mismo que el número de cortometrajes, que se ha duplicado en diez años. Hay gente muy joven y muy preparado. Un futuro de cine que merece la pena.