REENCUENTRO. Emmanuel muestra un dibujo a su madre. / AP
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«Tiene una mirada muy hermosa»

Clara Rojas se reencuentra con su hijo, del que carecía de noticias desde que en 2005 le fuera arrebatado tras nacer durante su cautiverio por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)

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Clara Rojas y su hijo Emmanuel pasaron juntos la primera noche de su nueva vida en un lugar secreto. Pero antes, la ex rehén de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pasó seis horas jugando con el niño. «Me siento la mujer más feliz del mundo y más orgullosa con mi bebé. Está divino, tiene una mirada muy hermosa», exclamó emocionada, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Varios miembros de la familia presenciaron el encuentro en Bogotá, entre ellos, y sin poder contener los sollozos, la abuela Clara.

La sala de espera del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) fue el escenario del reencuentro. Ambas mujeres esperaron allí impacientes la entrada del niño, que llegó de la mano de una psicóloga: «Dale un abracito a la mamá», dijo la profesional. Tras un breve titubeo, Emmanuel abrió sus bracitos y los extendió alrededor del cuello de la mujer que lo trajo al mundo en plena selva y bajo bombardeos el 16 de abril de 2004, fruto de una relación con uno de los captores. A las preguntas de: «¿Y a la abuelita? ¿Dónde está la abuelita?», el pequeño respondió con otra muestra de afectividad con la anciana. Luego, saludó al resto de su nueva familia. Para que el momento no fuera traumático, los especialistas del orfanato le habían enseñado previamente fotografías de su mamá y su abuela.

Lo hicieron cada día desde que, a principios de mes, el presidente, Álvaro Uribe, dio pistas de que Juan David, el niño acogido por el ICBF desde junio de 2005, podía ser Emmanuel.

Roto el fuego, Clara Rojas e hijo jugaron con pegatinas y rompecabezas durante seis horas. El ICBF grabó el cálido reencuentro a petición de la familia. «Ha sido la sensación más maravillosa que he podido imaginar», dijo la ya liberada rehén en unas breves declaraciones realizadas a la salida. Agradeció a «todos los conciudadanos, compatriotas y amigos del mundo» la ayuda recibida en los casi seis años pasados desde que fue secuestrada en febrero de 2002 junto a su amiga y jefa, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, para quien también tuvo palabras de aliento, así como para la ex diputada Consuelo González, liberada junto a ella y que arribó ayer a tierras colombianas tras pasar en Venezuela sus primeras jornadas de libertad.

Clara Rojas explicó que a partir de ahora comienza una nueva vida para ella y su hijo, quienes deberán someterse a tratamientos médicos. «Vengo de un proceso fuerte de agotamiento. Entonces quisiera pedirles que me dejen tranquila», dijo. Añadió que su recuperación necesitará tiempo: «Unos días, unas semanas o quizá meses».

La abuela, Clara González de Rojas, reconoció sentirse muy «conmovida». Indicó que al ver juntos a su hija y su nieto pensaba en «otros niños secuestrados en la selva, incluso junto a sus propias mamás». Entre sollozos contó que su hija sobrevivió a «cinco años de constante lucha contra el desánimo y el deseo de morir». «Ahora la veo animada, cantando canciones que quiere que el niño escuche».