Contraportada

Julio Pardo El acaparador de premios

Su mostacho zarista lo hace inconfundible. Decir el nombre de Julio Pardo es referirse a uno de los autores más laureados del Carnaval gaditano de las últimas tres décadas. En su palmarés cuenta con once primeros premios, cuatro de ellos conseguidos de forma consecutiva entre 1993 y 1996, y tiene el récord en la modalidad de coros. A punto estuvo de lograr el quinto pero una racha de mala suerte se lo impidió. Con El Tío de la Tiza se pasaron de tiempo un día, otro se cayeron y hasta se les perdió un tango cuando el reglamento obligaba a entregarlo con anterioridad para puntuarlo.

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A lo largo de treinta años, se ha vestido de todo lo imaginable. Desde gato hasta marinero con Buque Escuela, pasando por indio con Guanahaní. Sus comienzos en el Carnaval se remontan a sus años de estudiante en la Facultad de Medicina. Ese tiempo le sirvió para reunir a sus compañeros de tuna, procedentes de toda España, y montarlos encima de una batea. El resultado fue el coro Los Aspirinos, que le salió un tanto fino con tanto acento foráneo. Aquel joven estudiante se negaría a terminar sus estudios de Medicina pero iniciaría con aquel coro su carrera particular, pero en el mundo del Carnaval.

El no faltar a su cita con el mes de febrero desde el año 80 con Los Granaderos de Cádiz le convierte en el compositor carnavalero que lleva más años en la brecha de forma ininterrumpida. Esta dedicación incansable a la fiesta le hace poseer el Antifaz de Oro.

Adelantado a su tiempo, Julio Pardo arriesga al límite con su coro y se apasiona con su tango. Autor innovador y creador de un estilo propio, con El Callejón de los negros llevó la polémica de los instrumentos de percusión y más tarde introdujo el dinamismo en el escenario.

Músico de profesión, ha colaborado con diversos artistas como compositor y con su coro interpretó en varias ocasiones con el llorado Carlos Cano las Habaneras de Cádiz y La murga de los currelantes. Su gaditanismo incluso le ha llevado a componer marchas de Semana Santa en los últimos años. Sus coros han llevado el Carnaval allá donde hiciera falta llevarlo. Quizás por ello, y por su currículum, su nombre sonó este año como posible pregonero del Carnaval.

Con fama de exigente y duro en los ensayos, ha formado pareja carnavalera con otros importantes autores como Kiko Zamora, Antonio Miranda, Antonio Segura o Antonio Rivas. Con este último forma un tándem inseparable desde 1992. Juntos no saben lo que es quedarse fuera de la gran final, y están siempre entre los tres primeros. Este año con El coro de la Catedral intentará saborear de nuevo las mieles del triunfo.