El hijo de Benazir Bhutto, Bilawal, sostiene un retrato de su madre, junto a su padre, Asif Zardari. / REUTERS
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El hijo de Benazir Bhutto recoge su testigo político

Bilawal Zardari Bhutto, que cambiará el orden de sus apellidos, es el nuevo líder del PPP, con el que concurrirá a las elecciones bajo la guía de su padre

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«Mi madre siempre decía que la democracia es la mejor venganza». Estas fueron las primeras palabras de Bilawal Zardari Bhutto, el hijo de Benazir Bhutto y Asif Zardari, que desde ayer es el nuevo presidente de la formación fundada por su abuelo, el Partido Popular de Pakistán (PPP). Emocionado, entre lágrimas y ante la presencia de medios comunicación llegados de todo el mundo, este joven de 19 años, estudiante de Historia en la Universidad de Oxford, prometió «ayudar en todo lo posible al pueblo de Pakistán en cuanto termine mis estudios». Mientras tanto será su padre quien guíe los destinos de la formación que lideraba su mujer.

El testamento político de Benazir no contemplaba a su hijo como candidato para dirigir la formación política. Bhutto se decantó por su esposo, pero éste al conocer el contenido de las últimas voluntades de la dirigente asesinada propuso a la asamblea extraordinaria del partido ceder la presidencia a Bilawal, quien a partir de ahora, además, cambiará el orden de sus apellidos para que un Bhutto siga siendo quien mande en el PPP. La importancia de los clanes es vital en Pakistán y para las bases del partido no es lo mismo tener a un Zardari que a un Bhutto al frente del mismo.

«Es la decisión más sabia, sobre todo porque en este país los partidos son personales. Si se coloca al frente a alguien que no sea un Bhutto, adiós a la formación. Así funciona aquí el sistema como se ha podido ver a lo largo de la historia reciente. La única esperanza de unión en el PPP pasa por empezar a pulir la figura de Bilawal», apuntaba el analista del periódico local The Daily Times, Mahmood Hussain.

La población natal de los Bhutto se va a convertir en el centro político del Partido Popular de Pakistán de cara a los próximos comicios. El pueblo de Naudero, cerca de Lakarna, situado al sur del territorio paquistaní, guarda un luto riguroso de cuarenta días por Benazir y el PPP ha decidido trasladar allí su cuartel general para que los familiares puedan estar cerca del mausoleo.

Aunque la celebración o no de las elecciones está pendiente de la reunión que en las próximas horas celebrará la Junta Electoral, el PPP se mostró ayer favorable a que se lleven a cabo en la fecha fijada en un principio -el 8 de enero- y pidió al otro gran líder de la oposición, Nawaz Sharif, que levantara el boicot que había impuesto a causa del asesinato de la ex primera ministra. El también antiguo jefe de Gobierno aceptó, y en estos momentos sólo una decisión de los estamentos oficiales sería la causante del retraso en los comicios.

Campaña interrumpida

Pero todo tiene su doble lectura. Y así, pese a la gran pérdida sufrida, el clima generado por el atentado beneficia a un PPP que podría obtener un apoyo masivo de un pueblo conmocionado por el asesinato de Benazir. En el otro plato de la balanza se situaría, por contra, el PML-Q, el partido del presidente, Pervez Musharraf. Todo apunta a que sería el más perjudicado y ayer decidió interrumpir su campaña electoral. Y para explicar la medida adoptada esbozó unos argumentos que no convencen a nadie. Uno de los dirigentes del partido, Tariq Azim Khan, aludió a un «más que posible retraso de seis u ocho semanas» en la cita con las urnas con el fundamento de que es necesario «dar tiempo para reorganizarse al PPP».

Mientras, siguen apareciendo imágenes sobre el momento del asesinato de Benazir Bhutto y el Gobierno insiste en que la muerte se debió a un golpe en la cabeza. En este contexto, Zardari descartó la posibilidad de exhumar el cadáver de su mujer para llevar a cabo una autopsia porque «he vivido aquí demasiado tiempo como para saber cómo y dónde se deben hacer estas cosas».

El marido de la ex primera ministra aseguró que ellos tienen claros los motivos de la muerte y con eso es suficiente. Lo que sigue sin esclarecerse es la autoría, pese a que la mayoría se lo atribuye a Al-Qaida -que ayer volvió a desmentirlo a través de un comunicado por Internet-. Y para arrojar luz sobre el asunto, Zardari pidió ayer a Naciones Unidas y al Gobierno británico que inicien una investigación «similar a la practicada en el caso de Rafic al-Hariri» (el ex primer ministro libanés también muerto en atentado el 14 de febrero de 2005).

Como ocurrió en el caso del político del País del Cedro, en Pakistán también la sucesión del que en estos momentos es el partido más importante ha quedado dentro de la familia. El apellido y la fuerte tradición política que tienen en este país los Bhutto puede con la inexperiencia de un Bilawal que, como Saad al-Hariri en Líbano, tendrá la casi imposible papeleta de hacer olvidar a su madre y mantener unido al partido. Y todo ello siendo consciente de que vivirá bajo el punto de mira de los mismos que acabaron con su progenitora.