AUTOR. El cordobés Pablo García Casado. / LA VOZ
Cultura

Contar monedas falsas con Pablo García Casado

El poeta cordobés reflexiona en 'Dinero' sobre el poder y la influencia que genera la posesión de la riqueza en la sociedad actual

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El poeta cordobés Pablo García Casado escribe en Himno: «Por ti las madrugadas y el estiércol, la mentira en la boca y la amenaza. Por ti agachar la cabeza, vender mi nombre y renunciar a los sueños. Por ti el desvelo y la espalda quebrada. Por ti colgar el teléfono, marcar de nuevo y decir, está bien, lo que usted diga. Por ti cosas sucias de las que no me arrepiento. Porque tú me mantienes con vida. La boca que se dibuja cuando estoy a punto de abandonar. Tú, la belleza y el sentido». O lo que es lo mismo y parece resonar al fondo de este poema: «Por ti estoy dispuesto a renunciar a parte de mi dignidad». Entramos así en el terreno de una de las muchas contradicciones de la modernidad -como le gusta decir al también poeta Luis García Montero- que plantea Dinero, el último libro de Pablo García Casado publicado por DVD.

Por ti significa por nosotros, por nuestra vida, por mantener otro tipo de dignidad, la de la subsistencia, la del plato que alimenta y la de la ropa que abriga el cuerpo. Nada de lujos ni dispendios, sino mera supervivencia en un medio hostil donde las brújulas ya no apuntan al norte de la justicia social, del reparto equitativo de la riqueza, ni siquiera a la jornada de cuarenta horas semanales y un mes de vacaciones pagadas. Supervivencia que además pone el listón tan alto como para llegar a traicionar incluso los propios principios, para volverse cruel y responder a la explotación con más explotación. En una palabra, para deshumanizarse.

Nueva filosofía

O quizá ese Por ti sea algo mucho más sencillo y concreto, una nueva forma de interpretar la vida: «Tú, la belleza y el sentido». Otra belleza y otro sentido, que tintinea en los bolsillos si es moneda o surca las ranuras de los cajeros y las tiendas en su versión plastificada más moderna. Una nueva filosofía, título de uno de los mejores poemas del libro de García Casado, una nueva interpretación de la realidad que obliga a un esfuerzo y unos sacrificios que probablemente jamás cumplirán las expectativas y menos aún las promesas: « Mejor esto que nada. Empezar así, desde abajo, que te valoren profesionalmente. ( ) Es lo que hay, míralo de otro modo, no está tan mal. Al fin y al cabo es dinero».

Se trata del mismo asunto de otro poema de la primera parte de Dinero, el titulado Villa Magna: «Yo empecé así, como vosotros. El aire agita con fuerza las copias del contrato, ni siquiera ha mirado las cláusulas, no estáis en condiciones de exigir nada». Una nueva filosofía, una nueva praxis en el campo de las relaciones sociales en nuestras avanzadas sociedades occidentales y democráticas; terrible contradicción. Y a todo esto hay que añadir el miedo: «Con el miedo en el cuerpo seguimos barriendo bajo las mesas» (Hostelería). La perversidad del capitalismo imperialista -¿y democrático!- conoce bien los mecanismos que marcan los pasos al ser humano y sabe que es fácil manejar a quien está asustado, que el miedo nos hace sumisos, que el temeroso llega a permitir incluso que hurguen en su intimidad, que arrasen su espacio privado con tal de no perder el empleo -malo- y el sueldo -escaso.

Así que todo parece reducirse y simplificarse. «No es un ambiguo sentimiento de angustia, es dinero». Así de claro y contundente se muestra García Casado en Dinero, el poema más breve de su libro. Los miedos, el desasosiego, la inquietud, las noches en vela, han perdido su halo espiritual, metafísico, filosófico, existencial. Es dinero; simple y llanamente dinero. Quien no lo tiene, lo sabe. La humanidad ha encontrado un nuevo dios, un nuevo amante, una nueva piedra filosofal, una nueva alquimia, la calidad transformadora del dinero.

Y este además tiene que ver con la felicidad; ni salud ni amor. También un nuevo concepto de felicidad que consiste en traducir el dinero en objetos. Si no puedes alcanzar el lenguaje de las posesiones, hazte de un buen intérprete en el banco, de un buen préstamo personal bonificado. «La gente se mete, todo el mundo se mete, cómo te crees que se pagan las cosas», termina diciendo García Casado en su poema Felicidad.

Nueva poesía social

Es el signo de los tiempos, la cara más amarga y dura del capitalismo en su fase imperialista. La poesía, que es la vida, no puede abstraerse o mirar hacia otro lado más o menos intimista, metafísico o experimental -o todo esto a la vez-. La poesía, que es la vida, ha de buscar sus propias herramientas, las más adecuadas, para poner negro sobre blanco lo que sucede tras las sombras que proyectan las luces deslumbrantes de los grandes centros comerciales, al otro lado de los eufemismos económicos -deslocalización, comisión, contrato indefinido, préstamo personal personificado, -, en el interior de las naves de los polígonos industriales o de la asepsia fluorescente de los despachos.

La poesía, que es la vida, ha dado con un autor, Pablo García Casado, que sabe tratarla -que no maltratarla- para hablar de lo que casi nunca se dice en verso. Ahondando en la línea de sus poemarios anteriores, Las afueras (1997) y El mapa de América (2001), el poeta cordobés ha hallado en Dinero el tono y la forma para despabilar la conciencia del lector distraído por la fatuidad del mercado.