LA 'CARAVANA HUMANITARIA'. Chávez pormenoriza con ayuda de un mapa el plan para la liberación de rehenes. / REUTERS
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Uribe acepta el «plan humanitario» de Chávez para la liberación de tres rehenes de las FARC

El presidente venezolano diseña una operación con helicópteros para recogerlos en la selva colombiana

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La liberación de Clara Rojas, su hijo Emmanuel y la ex diputada Consuelo González es inminente. El Gobierno de Colombia permitió ayer el rescate coordinado entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). «Lo único que nos falta es la autorización de Bogotá para que arranque el plan humanitario», había dicho horas antes el líder bolivariano durante una rueda de prensa en la que informó de la operación prevista. «Si hoy por la noche se recibiese el visto bueno, la operación podría comenzar el jueves por la mañana, de manera que al anochecer los rehenes estarían en Caracas», explicó.

No fue necesario esperar tanto. A media tarde, un comunicado de la presidencia de Bogotá agradecía a Chávez su gestión y autorizaba la presencia en espacio aéreo colombiano de los helicópteros y aviones ligeros venezolanos que estaban listos para despegar desde cinco puntos de Venezuela con destino a Villavicencio, capital del Meta, al suroeste de Colombia. La «caravana humanitaria» se identificará con el anagrama de la Cruz Roja Internacional.

En ella viajarán comisionados presidenciales de Venezuela, Cuba, Francia, Bolivia, Argentina, Ecuador y Brasil. El presidente colombiano, Álvaro Uribe, fue también invitado a designar un representante. Será el comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo.

Desde Villavicencio, las aeronaves saldrán «en una dirección desconocida hasta ahora. Ni los pilotos saben las coordenadas a las que se dirigirán. Sólo se les informará al despegar», informó Chávez, quien explicó que era «una exigencia entendible de las FARC». Pasado el momento «crítico» de la recogida de las dos mujeres y el niño, los helicópteros deberán dar tiempo a que los guerrilleros responsables de la entrega vuelvan a internarse en la selva. En dependencia del lugar donde se encuentren, los aparatos podrían regresar a Villavicencio o volver directamente a Caracas.

Lo importante, según Chávez, es que la operación sea «transparente». Pidió al Gobierno colombiano «colocar las cosas en su justo lugar y cooperar con nosotros». El mandatario venezolano rechazó la posibilidad de una entrega clandestina por los riesgos que implicaría y expresó su confianza en que Bogotá «entenderá» los requisitos. «Espero que no ocurra nada», comentó.

Proceso

Mientras, las familias de las rehenes tienen las maletas listas para subir a un avión ofrecido por Uribe para desplazarse a reunirse con ellos. La liberación de Rojas, asesora presidencial de la ex candidata Ingrid Betancourt, de 44 años, secuestrada en febrero de 2002; su hijo Emmanuel nacido hace unos 4 años mediante una rudimentaria cesárea realizada en la selva en condiciones lamentables, y González, de 57 y en poder de la guerrilla desde 2001, fue ofrecida unilateralmente por las FARC como «desagravio» a la abrupta cancelación del papel mediador de Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdoba, motivada -oficialmente- por las llamadas directas del chavista a altos mandos militares.

Pero Chávez, a petición de las familias, mantuvo los contactos con la guerrilla marxista-leninista liderada por Manuel Marulanda. La liberación de las mujeres fue anunciada la semana pasada, pero se retrasó porque -según las FARC- el Gobierno de Bogotá arreció los operativos militares en la zona, circunstancia que rechazó Álvaro Uribe.

El mandatario había prometido «mano dura» contra la violencia y se negaba al acuerdo humanitario para intercambiar los 45 'canjeables', entre ellos Betancourt, suboficiales y soldados, por 500 guerrilleros presos. Luego aceptó casi a regañadientes negociar un acuerdo. La liberación de las mujeres y el niño es un paso adelante en ese proceso.