CON DIFICULTAD. El matrimonio afronta una complicada rutina diaria debido a sus dolencias.
SAN FERNANDO

Cinco años de reclusión

Una vecina de la barriada Menéndez Pidal sólo sale de su casa para ir al médico porque el inmueble carece de una rampa que el Ayuntamiento no ha instalado

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Las barreras arquitectónicas siguen imponiendo forzosas penitencias para algunos isleños. Éste es el caso de Concepción Montouto Arteaga, vecina del bloque 8 de la barriada Menéndez Pidal, quien lleva cinco años apenas sin pisar la calle porque no puede salir de su casa al carecer el inmueble de una rampa de acceso para minusválidos.

Concepción, de 73 años, sufre serios problemas de movilidad derivados de las numerosas operaciones a las que se ha sometido, once de fémur y dos de cadera. «Esta situación limita mucho mis posibilidades, ya que sólo me permite realizar tareas domésticas muy sencillas», señala la vecina.

En el último lustro sólo ha visto la calle para acudir a las revisiones médicas y para ello siempre ha necesitado de la ayuda de, al menos, tres personas. Ellos cargan con su silla de ruedas y así logra salvar la gran escalera que separa su inmueble de la vía pública. «Por culpa de una simple rampa que aún no han construido, ya no recuerdo como era vivir la Semana Santa o la Feria del Carmen».

Su marido, Fernando Muñoz Pérez, también de 73 años, relata cómo han solicitado en reiteradas ocasiones a la Gerencia de Urbanismo la construcción de una rampa. Pero la negativa del Ayuntamiento se basa en que al ser las vías colindantes a la vivienda de titularidad privada no son su competencia. «El Ayuntamiento debería de tener en cuenta que siete de los diez vecinos que habitan el bloque somos jubilados y que nuestras escasas pensiones nos impiden afrontar el pago de este tipo de obras», afirma Fernando.

A pesar de estos antecedentes, la Asociación de Vecinos Menéndez Pidal confía en el interés mostrado por el nuevo equipo de Gobierno. «El delegado de Planeamiento Urbanístico, Pascual Junquera (PP), ha demostrado ser sensible a nuestros problemas. Sin ir más lejos, varios técnicos municipales visitaron la barriada hace escasa fechas para estudiar la viabilidad de una rampa para minusválidos en el inmueble», afirma el secretario del colectivo vecinal, Manuel Peralta.

Por otro lado, Muñoz Pérez también señala que sus circunstancias personales le impiden prestar una mayor atención a su esposa. «Estoy operado de corazón y no puedo hacer grandes esfuerzos físicos. A pesar de ello, me salto la regla de subir y bajar escalones para realizar las compras diarias y colaborar en los quehaceres cotidianos», explica el vecino.

El marido de la afectada recuerda que el alcalde de la ciudad, Manuel María de Bernardo (PA), ofreció al matrimonio, durante la última campaña electoral, la posibilidad de mudarse a una de las viviendas protegidas promovida por la empresa pública. Pero rechazaron el ofrecimiento. «No concebimos vivir fuera de esta barriada. Mi mujer y yo habitamos esta casa desde 1983 y estamos muy a gusto con el barrio. Además, nuestra única hija vive muy cerca de nosotros».