DESLUMBRANTE. El público gozó durante la hora y media de actuación de la cantante. / OSCAR CHAMORRO
Cultura

La voz de María Dolores Pradera se rinde a Alberti

La artista madrileña puso el broche de oro en la clausura del ochenta aniversario del encuentro sobre la Generación del 27

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La pequeña y frágil figura de María Dolores Pradera eclipsó el escenario desde el mismo momento que tomó posesión del estrado. El público la recibió con los brazos abiertos y un estruendoroso aplauso le hizo saber que podía sentirse como en casa. Pradera puso el broche de oro a la clausura del ochenta aniversario del primer encuentro de la Generación del 27, unas jornadas literarias que, en esta edición, han contado con grandes presencias.

Desde el primer momento, María Dolores supo como ganarse el auditorio que atestaba la Fundación Rafael Alberti. De hecho, un buen número de seguidores tuvo que escuchar la función desde el hall del salón de actos, dado el éxito de convocatoria que posee la artista.

Hay que destacar que el auditorio tenía el tamaño perfecto. Suficiente para albergar a más de cien personas y reducido para que la artista pudiera mantener una comunicación fluida con el público. En este sentido, los espectadores disfrutaron tanto de las conocidas canciones de la estrella como de las historias y anécdotas que refería entre canción y balada. No estaba mal acompañada la tonadillera. A la guitarra le acompañaba Juan Salvador y Guillermo Tapia, dos mexicanos curtidos en este tipo de flexibles recitales. A su vez, José María López acompañó el bajo de un modo melifluo, aunque también firme.

María Dolores Pradera abrió este acto de clausura con un «ojala te vaya bonito», que preludiaba lo que se avecinaba. Desde el primer instante, un aroma latinoamericano embragó la Fundación Rafael Alberti. Entre anécdota e historia, María Dolores Pradera fue descubriendo un repertorio rico en sones latinos, así como versos del autor portuense hechos copla cautivadora.