PRESENTACIÓN. Un adelanto de los manjares, ayer en Diputación.
Sociedad

Cuando rendirse a la gula no es pecado

Esta tarde comienza en el Claustro de Diputación la tradicional muestra de repostería '¿Qué rico, Dios Mí0!'

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Merece la pena esperar todo el año para volver a degustar los bocados artesanales que elaboran con esmero las monjitas de los conventos de la provincia de Cádiz. Con tan sólo imaginarlos, vienen a la memoria escenas de tranquilos lugares de retiro, en los que las religiosas ponen un mimo especial a la hora de elaborar cada producto, de cuidar cada receta y cada detalle de inspiración divina. El horneado comienza poco después de las seis de la mañana durante el mes de diciembre -aunque también los hacen todo el año-, y tras la oración matinal, por lo que los dulces están sazonados con devoción. Si es verdad eso de que «a quién madruga Dios le ayuda», algún toque celestial debe diferenciarlos del resto.

Esta vez, la muestra ¿Qué rico Dios mío!, celebrada en la Diputación de Cádiz -con la colaboración de IFECA y el patrocinio de Cajasol-, desde hoy y hasta el domingo, dará salida a más de tres mil kilos y 94 modalidades de pastelitos navideños; bizcochadas, bollitos, merengues, pastas, rollitos rellenos, roscos, sultanas, alfajores, magdalenas y chocodenas, pestiños, cocadas, hojaldrinas, turrones, cortadillos, bombones, higos de licor, trufas, yemitas, etc, etc. y la tradicional bebida Ronpope.

Ante tal despliegue de maravillas culinarias, no sería desacertado sucumbir por completo a la gula ante el refrán de que «una vez al año no hace daño».

No sin la dulce bendición

La cifra de salida se mantiene prácticamente en la misma tónica que el pasado año, aunque a las 12 horas de la apertura, los expositores se vaciaron de manos de una multitud de fieles ansiosa por no quedarse sin su delicatessen para endulzar las Fiestas.

Sin embargo, no parece que esto tenga mucha solución por lo natural y perecedero de los productos, lo que los hace únicos, sin colorantes, conservantes, ni aditivos. Una selección tan cuidada y exquisita que en cada edición se suelen agotar inmediatamente las existencias al segundo día de exposición al público.

Los nueve conventos participantes pertenecen a las localidades de Jerez de la Frontera (San José Franciscanas Clarisas, Madre de Dios, Santa María de Gracia -Agustinas Ermitañas-), Sanlúcar de Barrameda (Santa Teresa Carmelitas Descalzas, Madre de Dios -Madres Dominicanas-), Arcos (Corpus Christi -Madres Mercedarias Descalzas-), Medina Sidonia (Jesús María José -Agustinas Recoletas-), y El Puerto de Santa María (Espíritu Santo). El objetivo de esta cita es promocionar la repostería de la provincia en beneficio de los conventos. Así lo explicaba ayer en la presentación de la muestra la diputada María José Valencia, acompañada del vicepresidente de la Diputación, Federico Pérez Peralta, que agradeció a las monjas «su esfuerzo en el trabajo de elaboración de tal cantidad y variedad de pasteles» e invitó a toda la provincia a visitar el Claustro del Palacio para probarlos.

Recaudación

Los precios de estas inimitables delicias oscilan entre los cinco y los veinte euros -cifra arriba, cifra abajo-, y la recaudación íntegra servirá para ayudar a los conventos que subsisten gracias a iniciativas de este tipo.

No es difícil prever las colas que se formarán esta tarde a las puertas del lugar de culto de los más golosos, así que habrá que darse prisa para no quedarse sin el botín. Eso sí, cuidado con caer en la avaricia y no repartir los placeres como hermanos.