Jerez

Efectos especiales

CALLE PORVERA Nunca me han agradado las películas en las que los efectos especiales, las recreaciones por ordenador o las escenas explosivas tienen más peso que la historia, los diálogos o los personajes. Y soy bastante intolerante al respecto. Por eso, aunque no sólo vivo de cine de autor -como argumentan algunos con malicia-, cuando elijo algo de cine banal y sin demasiadas pretensiones tampoco me inclino por los títulos con muchos artificios. Eso sí, hago excepciones, porque lo de los X-Men, Star Wars y hasta Indiana Jones es otra cosa.

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Ahora he encontrado otra excepción a mi norma, y sin salir del mismo Jerez he descubierto otra forma amena y entrañable de utilizar los efectos especiales.

Les explico. Por si no lo saben somos vecinos del Belén Monumental de la Alameda, que este año incorpora novedades. Mis compañeros y yo nos dimos cuenta de ello el fin de semana, mientras terminábamos nuestra páginas, cuando de repente comenzamos a escuchar el ulular de búhos, el balido de ovejas y cabras, el rebuznar de mulos, e incluso una tormenta que atronaba y que dejaba en el ambiente una sensación algo desoladora.

Al principio nos miramos desconcertados, pero como el concierto animal no paraba decidimos investigar. Por fin, todas nuestras miradas se posaron en el Belén, y descubrimos a qué clase de efectos especiales se estaban refiriendo. ¿Qué tierno, qué gracioso! Nos divertimos un buen rato con el tema.

Claro que después de varias horas de balidos y ululares un intenso dolorcillo se fue instalando en nuestras cabezas, y a partir de ese momento sólo pudimos pensar en cuántos días tendríamos que convivir nosotros y el resto de vecinos con la fauna del Portal de Belén.