Siniora reclama para su Gobierno los poderes del presidente del Líbano

El Líbano amaneció ayer sin presidente, con los poderes de la jefatura del Estado en manos de un Gobierno despreciado por «ilegítimo» por la oposición y con el Ejército guardando la seguridad nacional con el consentimiento de todas las partes.

La paralización no se tradujo en los temidos disturbios. Sí en la salida a escena del primer ministro, Fuad Siniora, que compareció públicamente para alejar el fantasma del estado de emergencia propuesto en la noche anterior por el ya ex mandatario Èmile Lahoud y para reclamar con decisión, pero con prudencia, el derecho constitucional de su Gabinete a asumir durante este período de «vacío controlado» las prerrogativas presidenciales.

«Es sólo un procedimiento interino, una situación excepcional que esperamos termine lo antes posible», proclamaba Siniora en un significativo mensaje para los oídos de la oposición, y lo hacía tras una entrevista cargada de simbolismo con el patriarca maronita, Nasrallah Burros Sfeir, representante máximo en el Líbano de la confesión a la que debe pertenecer todo presidente, de acuerdo con el reparto constitucional.

Desencuentro

A juicio de los analistas, llegado el viernes el clímax del desencuentro entre el Gobierno prooccidental y la oposición respaldada por Siria e Irán, el de Siniora era ayer el primer gesto de un nuevo período de relajación en las tensiones en el Líbano. «Hay una desescalada en marcha», dice el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Americana de Beirut.