En la imagen, Nawaz Shariff a su llegada a Lahore tras siete años de exilio. /REUTERS
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Nawaz Sharif, una carrera política marcada por los generales golpistas

En 1998, nombró al frente del ejército al general Musharraf, quien, un año después, le destituyó en un golpe de Estado

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El ex primer ministro paquistaní Nawaz Sharif es un empresario rico que entró en política por la gracia de un general golpista y que fue apartado de ella por otro, el actual presidente Pervez Musharraf.

Sharif, de 57 años, había jurado volver a Pakistán para atormentar al hombre que le obligó a exiliarse, silenciando oportunamente, sin embargo, los escándalos de corrupción ocurridos durante sus dos mandatos (1990-1993 y 1997-1999).

Desde su exilio, primero en Arabia Saudí y luego en Londres, el ex primer ministro se erigió en uno de los principales líderes de la oposición paquistaní. Sharif repitió hasta la saciedad que lideraría personalmente su partido, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), una escisión del partido de Musharraf, el PML-Q, en las legislativas de enero de 2008.

Sus ataques contra el "dictador" Musharraf le habían conferido la imagen de un hombre intratable, en oposición a su otra rival y también ex jefa del gobierno, Benazir Bhutto, que llegó a empezar negociaciones con el general para un posible reparto de poder.

El ex primer ministro empezó su andadura política en 1981 bajo la protección del general Zia Ul Haq, que gobernó Pakistán con mano de hierro desde 1977 a 1988.

Nombró a Musharraf

A partir de ese comienzo, la ascensión de Sharif fue imparable desde la dirección del gobierno de la provincia de Punjab (1988-1990), la más rica y poblada de las cuatro del país. Musulmán practicante, el ex estudiante de Derecho y avispado hombre de negocios, accedió al secretariado general de la Liga Musulmana Paquistaní (PML), el partido del fundador del país, Mohamed Ali Jinnah.

En 1990, Sharif se convirtió en primer ministro en sustitución de Benazir Bhutto, cargo que cedió tres años después en unas elecciones anticipadas organizadas bajo presión del ejército. Sus enemigos lo acusan de haber intentado instaurar un poder autócrata en un Pakistán que se hundía en una crisis económica sin precedentes tras su regreso al poder, en 1997.

En ese período, intentó someter al ejército y promulgó una ley que prohibió al presidente destituir al primer ministro. También durante ese segundo mandato intentó introducir la sharia (ley islámica), suscitando la inquietud de los aliados occidentales de Pakistán.

En 1998, nombró al frente del ejército al general Musharraf pero la relación entre ambos empeoró rápidamente. Temiendo un golpe de ese militar con una fuerte personalidad, Sharif intentó deshacerse de él discretamente.

Sin embargo, su maniobra fracasó y fue Musharraf quién le destituyó en un golpe de Estado incruento el 12 de octubre de 1999. Condenado a cadena perpetua por malversación de fondos, fraude fiscal y traición, Sharif fue puesto en libertad en diciembre de 2000 tras un acuerdo con Musharraf que le autorizó a exiliarse a Arabia Saudí durante diez años.