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Cantautores en la ciudad de la música

Anoche, la linense-madrileño-gaditana Laura Granados -soberana compositora y mejor cantante- se dejaba caer por La Canela, dentro del off Festival de Música de Cádiz que lleva hasta dicho escenario acentos tan diversos como los del grupo roteño La Hoguera o el cantautor Nacho Dueñas, que también se dejará ver hoy en La Cava.

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Dueñas acaba de publicar lo que viene a ser su primer disco, bajo el expresivo título de Las verdades del barquero, que en principio se iba a llamar Hijo del 68 y en el que se siente arropado por la guitarra española de Sergio Carrillo, la slide de Kino Maján, la melódica de Paco Vera, los violines de su excelencia Joaquín Calderón, las percusiones de David León, la voz de Paula González, los coros de Ignacio Lobo -recuerden su disco Vengo- y la armónica de su hermano Fernando.

Estos últimos, por cierto, son sobrinos de Dueñas y heredaron su afición a esta refundación de la copla a partir de la experiencia de su tío a bordo de lo que se llamó Nueva Trova Gaditana, en donde allá por el 92 militaba también un buen músico y mejor persona llamado Juan Luis Pineda -su magnífica Jaula de Grillos pide a gritos compañía discográfica-.

Tardojipi con impronta cristianota, Dueñas lo mismo habla de los viejos mitos -desde el Che a Helder Cámara- que le canta a los amores tórridos de la Universidad entre estallidos del big bang e injusticias eternas. Es un disco honesto en donde su voz intenta defender lo que compone, aunque sin su competente calor del directo.

Mientras la Orquesta Sinfónica de Sevilla y Ainhoa Arteta se turnan en el Falla, Esperanza Fernández dejó sentir su quejío en la noche de perros que el martes reinó sobre el Palacio de Congresos. Son las sorpresas del Festival de Música que lo mismo trajo hasta el Pay Pay el pasado sábado a un Javier Ruibal en estado de gracia -dos horas y media de concierto y absoluta entrega-, que roza la Diputación donde hoy viernes servirá y se nombrará director honorífico de la Orquesta Provincial al apasionante compositor algecireño José María Sánchez Verdú.

Uno de los habituales del Pay-Pay es Kico Gómez, que acaba de descorchar su disco Causa y efecto. De notable factura y arreglos, no sólo descuella la edición sino la sutileza de las canciones y en cuya cuidada producción le ha echado más de un cable Benjy Montoya.

Hay una diferencia entre sus letras y la de Nacho Dueñas. Ambos creen necesario decir lo que se piensa. En el caso de Nacho, se trataría de la revolución. En el caso de Kico, se trata de pedirle a una chica que se quede a dormir. En los créditos, este se encuentra escoltado por la voz panorámica de Verónica Díaz y por el buen decir de Paloma García, uno de cuyos recitados le escolta en la canción final. Pero también se hacen presentes en sucesivos dúos creadores tan solventes como José Antonio Delgado, Alfonso Moreno, Zahara o Elena Bugedo. También, Miguel Rodríguez, David García, Ricardo Torre, Josema Dalton, Auri o Nis Quintana, entre otros. Son canciones bien escritas: «Traigo el aire de levante en las costillas,/ las ganas de cantar, la plata fina/ del atlántico horizonte donde estás», nos dice con Cádiz al fondo.

Una ciudad cuyo Festival de Música es justo y necesario, pero que tampoco necesita de excesivas muletas para dejar oír ritmos de cualquier especie, desde el flamenco que asoma en el Asia de Cuba con sus chistes por bulerías, hasta la impronta personalísima de Inma Márquez que, también el último sábado, se hizo oír en el Café de Levante. Ignoro si Cádiz sonríe o no, pero seguro que canta.