A ESCENA. El féretro reposa sobre el escenario bajo una imagen del artista. / EFE
Cultura

El mundo de la cultura llena la platea en la última función de Fernán Gómez

Tangos y poemas en el adiós al gran cómico, que hoy será incinerado en el cementerio de La Almudena arropado por sus más allegados

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El mundo de la cultura llenó la platea ayer en la última función de Fernando Fernán Gómez. Fue un acto emocionante, nada solemne, el que se celebró en el teatro Español de Madrid, por el que pasaron durante toda la jornada decenas de familiares, compañeros y amigos, y un sinfín de admiradores que no quisieron faltar a su última cita con el gran cómico. Hubo dolor y lágrimas, pero también poemas y tangos.

El teatro Español, donde Fernán Gómez estrenó Las bicicletas son para el verano y cuyas tablas pisó por última vez en 1992 en un espectáculo dirigido por Mario Gas, acogió su despedida, cumpliéndose así un deseo del polifacético creador. Fue un acto diferente a los velatorios tradicionales, con altas dosis de improvisación y popular en el mejor sentido de la palabra. Allí actuó como maestra de ceremonias a su viuda, Emma Cohen, en todo momento arropada por sus íntimos amigos Manuel Alexandre, Alvaro de Luna y Enrique Brasso; así como los dos hijos que Fernán Gómez tuvo con María Dolores Pradera, Helena y Fernando.

Directores, actores, escritores, políticos y ciudadanos de a pie de todas las edades y condición desfilaron por el escenario, negro y rojo, en cuyo centro se colocó el féretro rodeado por una bandera anarquista sobre la que estaba la medalla de la Real Academia Española, insignia que quedó cubierta por las numerosas rosas rojas que depositaron sus admiradores. Hubo tantas coronas que el personal del teatro tuvo que colocarlas en los palcos. Una de las más llamativas fue de la familia Bardem y también la enviada por Melanie y Antonio Banderas, sobre la que rezaba 'Adiós, compañero'.

Respeto y cariño ante el ataúd cerrado con los restos mortales de Fernán Gómez, que el hoy será incinerado en el cementerio de La Almudena. Desde las once de la mañana, hora en que el teatro abrió sus puertas, fue incesante el goteo de gente, tanto que en ningún momento se quedó vacío el patio de butacas y mucho menos el escenario, presidido por una gran fotografía de un Fernando Fernán Gómez maduro sentado en una terraza, leyendo un periódico y mirando a una paloma que se posa en la mesa mientras apura un campari. La imagen, tomada por Emma Cohen en Roma, se alternaba con unas escenas de volutas de humo en blanco y negro. Y todo a ritmo de tangos de Gardel y Morente. Su canción favorita era Caminito, y le gustaba tanto que Enrique Morente versionó el tema para la película documental La silla de Fernando.

Los académicos José Manuel Blecua y Víctor García de la Concha, Natalia Figueroa y Raphael, Juan Diego Botto, Aitana Sánchez Gijón, Pedro Olea, José Luis Borau, Carmen Alborch, Enrique Cornejo, Paco Algora, José Luis López Vázquez, Tristán Ulloa, Micky Molina y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón quisieron mostrar su apoyo a la familia y despedir a su amigo.