ATESTADA. Una mujer cruza las vías en dirección al otro andén ante la mirada de decenas de usuarios en una estación parisina durante la segunda jornada de huelga. / AP
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Los sindicatos irritan a Sarkozy

Las centrales prorrogan la huelga en el transporte galo pese al menor seguimiento en la segunda jornada El Gobierno exige ahora el fin de la protesta como condición para sentarse a negociar

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Los sindicatos franceses han decidido prorrogar por lo menos hasta mañana la huelga indefinida en los ferrocarriles y en los transportes urbanos de París iniciada el miércoles para protestar contra la reforma de su régimen especial de pensiones promovida por Nicolas Sarkozy. Tras un atisbo de diálogo en las primeras horas del conflicto anunciador de un desenlace rápido, el Gobierno también optó por tensar el tira y afloja al puntualizar que la negociación sobre las modalidades de aplicación de su proyecto sólo se podrá entablar una vez finalizados los paros, lo que representa un llamamiento implícito a la reanudación del trabajo como condición previa.

Las asambleas generales de trabajadores ya habían decidido prorrogar un día más los paros antes de que los dirigentes sindicales se reunieran para unificar su estrategia. La huida hacia adelante de unas bases radicalizadas y desconfiadas del diálogo con el Gobierno se produjo a pesar del reflujo notorio experimentado en la segunda jornada consecutiva de movilización, que no evitó el colapso circulatorio y dificultó los desplazamientos. El seguimiento de la huelga en la Sociedad Estatal de Ferrocarriles (SNCF) fue del 42,8%, según la dirección, frente al 61,5% alcanzado el miércoles, primer día de la movilización convocada por siete de las ocho centrales representadas en la empresa. La CGT comunista, mayoritaria, ofreció cifras de un 46% de huelguistas frente al 64% la víspera. En la Red de Transportes de París (RATP), donde los porcentajes fueron de 27,2% frente al 44% del miércoles, hubo mayor tráfico de metros, trenes y tranvías. Pero los embotellamientos acumulados a hora punta, desde la seis de la mañana, en las carreteras en torno a la capital alcanzaron los 260 kilómetros, casi el triple de lo habitual.

El impacto fue mínimo en las compañías del sector energético, donde sólo dos sindicatos siguen en la lucha. En la eléctrica Electricidad de Francia (EDF) hubo un 2,1% de huelguistas y en la gasista Gas de Francia (GDF) el porcentaje fue del 3,6%, según las direcciones. La Comédie Française, teatro público cuyos empleados también disfrutan de jubilaciones especiales, suspendió por segundo día consecutivo los espectáculos programados.

Estas cifras alimentaron el optimismo de la presidencia de la República que, a través de su portavoz, se declaró «no pesimista» acerca de un próximo final de la huelga. Pero David Martinon subrayó que las «líneas rojas» que no se pueden rebasar permanecían sin cambios, a empezar por el alargamiento progresivo de la duración de cotización de 37,5 a 40 años en el horizonte de 2012 para equiparar todos los regímenes, tanto de funcionarios como del sector privado.

A última hora de la jornada, las perspectivas de solución rápida se ensombrecieron cuando los sindicatos de la SNCF pidieron a las asambleas generales que prorroguen hasta mañana la huelga. Seis de las ocho centrales de la compañía solicitaron a Xavier Bertrand, ministro de Trabajo, celebrar una reunión hoy para fijar y aclarar la negociación

Pero Bertrand, que fue recibido en el Elíseo por la tarde, hizo saber que las negociaciones tripartitas entre patronal, sindicatos y Gobierno no podrán comenzar en cada empresa afectada mientras las centrales no hayan cerrado la huelga.

El ministro de Trabajo, al que Sarkozy ha encomendado pilotar la crisis, reiteró que las partes dispondrán de un mes para negociar. «Al término de ese plazo, los textos reglamentarios de la reforma de los diferentes regímenes especiales serán publicados y luego promulgados», precisa la carta entregada la víspera.

«Creo sinceramente que se tiene la posibilidad de una salida airosa», había declarado por la mañana ante los micrófonos de la radio RMC antes de dar su puñetazo vespertino sobre la mesa. Pero recordó la exigencia de respetar los «principios de armonización» con los demás asalariados. Es decir, las discusiones «no se hacen para anular el pasaje a los 40 años».