QUÉ RICO. Manuel Girón lleva más de treinta y cinco años en su negocio de Lealas 2.
Jerez

Disparidad de opiniones

Dos formas distintas de vivir la estación del año en la que los días se acortan como «chupitos» para que las noches sean casi interminables

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Es más noche que nunca. Tiempo muy complicado para depresivos, según dicen los psicólogos, y para los que, en un alarde de ardor por hacer cosas, intentan que los días tengan, al menos, veinticinco horas. Dicen que también es tiempo para las compras. Jerez, cuando la noche cae a más velocidad que las manillas del reloj, se descubre minando las calles del centro con el fin de ver escaparates iluminados. Carmen Garrido acude con su hijo a comprar unas zapatillas de deporte. «Me encantan estos días de otoño, cortos pero intensos», afirma.

Otros, como Antonio, no piensa igual. Ha de haber gustos para todos. Y cuando cierra la tienda de la que dice ser dependiente, «me siento un poco acabado. Los días pasan a una velocidad exagerada. Además, cuando cierras la tienda, no te queda cuerpo para nada; tan sólo quieres llegar a casa, cenar algo y meter los huesos en el sobre. Prefiero los días de primavera o verano. A esta hora todavía es plena tarde, y se aprovechan de otra forma los días. Es como si el día tuviera más horas o algo así», comenta tras resoplar después de la jornada laboral.

Actividad

Horas antes, la actividad de calles como Évora, Doña Blanca o Larga es pura efervescencia. Señoras con bolsas que llevan el logotipo de la tienda donde han conseguido el modelito, chicas que entran en grupo en una tienda de bisutería, un señor que aparca un perro en la puerta de un establecimiento de fotografía. Carmen Garrido ahonda en el tema afirmando que «en verano no sales hasta que refresca, y cuando llegas al centro, está ya todo cerrado. Para mí es menos apetecible. Sin embargo, estos días invita a salir pronto de casa y aprovechar para las compras o para futuros regalos que llegarán con la Navidad». Antonio, sin embargo, sostiene que «a pesar de ser tan temprano, las noches frías que llegan sólo sirven para estar en casa».

Son formas de ver los ciclos del año. Jerez se prepara cuando todo huela a mazapán. Como nada es verdad ni mentira, algunos aprovechan para anticiparse a la acción mientras otros se sientan en casa a pensar qué harán cuando lleguen días más prolongados.