EL COMENTARIO

Mañana será jueves

Una serie de coincidencias más bien fortuitas mantiene desde hace semanas a la Corona en las candilejas informativas. Primero fue la quema de unas fotos del Rey por un grupito de independentistas catalanes; después la visita oficial de los Reyes a las ciudades de Ceuta y Melilla, un hecho de trascendencia histórica, y sólo días más tarde, la presencia de don Juan Carlos I en la XVII Cumbre Iberoamericana, con el incidente del «¿Por qué no te callas?» que el Rey lanzó al lenguaraz Hugo Chávez, un tipo que desde el primer momento actuó como elemento provocador/desestabilizador.

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Y finalmente, la sentencia judicial dictada ayer contra dos trabajadores del semanario satírico El Jueves por un delito de injurias al príncipe don Felipe, de las que se ha logrado descubrir, además de al autor material, al intelectual, que raras veces aparece.

Todavía preguntaban ayer los periodistas a Mariano Rajoy si había telefoneado al Rey con motivo del episodio con Hugo Chávez en la Cumbre de Chile para expresarle, debía entenderse, su apoyo personal y el del partido que preside, a lo que el líder del Partido Popular respondió que no, y eso que hablan habitualmente. Porque lo que a Rajoy preocupa es la política exterior de este Gobierno, a la que parece responsabilizar de que Chávez desbordase su ordinariez, su iniquidad y su desalmamiento arremetiendo contra España, dándole de paso a José María Aznar unos pescozones sobrantes. Y pasarán aún meses, tal vez hasta el 7 de marzo próximo, antes de que el Partido Popular borre la estela mediática dejada por el asunto Chávez, porque ahí ha visto un motivo nada razonable en apariencia para golpear al Gobierno en su política exterior, que si no es del todo buena, y se ha visto entreverada de algunas frases más bien desatinadas de José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo al apostar al caballo perdedor en las últimas elecciones en USA y Alemania.

En la sentencia por injurias al príncipe Felipe se ve con gran claridad a los dos autores del delito, el material, que perpetró el dibujo, y el intelectual, que lo inspiró, siendo éste Manuel Fontdevila, guionista de oficio, y aquél Guillermo Torres, dibujante de reconocido talento. Ambos declararon ayer que tenían la conciencia tranquila, frase que tanto se oye en el Juzgado Central de los Penal de la Audiencia Nacional, donde se ha celebrado el juicio, realmente breve dada la evidencia gráfica en la portada de autos y la sinceridad con que, desde la inocencia, los acusados reconocieron su autoría de los hechos.

La sentencia ni es dura ni blanda, según los juristas más expertos, una mayoría de los cuales la califica de innecesaria. 3000 euros por barba carecen de efecto disuasorio, pues no es una cantidad que pudiera frenar a hipotéticos ofensores irreverentes con saldo sustancioso en el banco.

Y tampoco parece, contra las tesis del fiscal, que una ofensa a la Corona, si está formulada con sentido del humor, y sin otro objetivo que despertar una sonrisa, suponga una ofensa a los ciudadanos. Hugo Chávez sí nos ha ofendido, pero ni el autor material ni el intelectual de la ya célebre portada de El Jueves no han hecho más que llevar el humor un poquito más allá de la raya o a lo mejor ni eso, por lo que 3.000 euros o diez meses de cárcel parece una condena, además de innecesaria, excesiva. Mañana será jueves.