Un agente se lleva detenido a un activista contra Musharraf. / AFP
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Musharraf cede a la presión internacional y fija para febrero los comicios legislativos

El general renuncia a compaginar la jefatura del Ejército y la presidencia Bhutto considera «insuficiente» y «vago» el mensaje de su opositor

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El presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, garantizó ayer que abandonará la jefatura del Ejército antes de jurar un nuevo mandato al frente del país y que habrá elecciones generales en el a mediados de febrero de 2008.

Tras días de fuertes presiones internacionales para que respetara sus compromisos y con la amenaza de protestas de la oposición, el militar dio parcialmente marcha atrás en sus planes al prometer que retomará el proceso de transición democrática roto el pasado sábado cuando impuso el estado de excepción.

Según la agencia estatal APP, Musharraf hizo el anuncio a periodistas tras presidir una reunión del Consejo de Seguridad Nacional. «El presidente dijo que estaba comprometido con la celebra- ción de elecciones generales y con la transición a un mando civil completamente democrático en el país», según la agencia.

El Consejo de Seguridad reúne a los principales líderes políticos y mandos militares del país asiático, y había sido convocado para analizar la situación después de cinco días de suspensión de las garantías constitucionales. Previamente, Musharraf había recibido una llamada del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien le dejó claro que «no se puede ser a la vez presidente de un país y jefe de los militares», dijo el propio inquilino de la Casa Blanca en Washington. «Mi mensaje es muy claro, muy fácil de entender: Estados Unidos quiere que se celebren las elecciones como estaba previsto», añadió.

Avalancha de críticas

La actuación de Musharraf ha desatado una avalancha de críticas internacionales, pues supone la ruptura de sus compromisos para una transición a la democracia en Pakistán, cuyo mando asumió en un golpe de Estado en 1999. Estados Unidos y Reino Unido habían patrocinado un acuerdo entre Musharraf y la líder del principal partido de la oposición, Benazir Bhutto, que regresó al país el pasado 18 de octubre después de ocho años y medio en el exilio.

El pacto, por el que Bhutto facilitó la reelección de Musharraf como presidente en la votación parlamentaria del 6 de octubre, incluía que el general colgara su uniforme y la celebración de elecciones para un nuevo Parlamento, previstas en principio para la primera quincena de enero.

No obstante, estaba pendiente de varios fallos del Tribunal Supremo: uno sobre la validez de la candidatura presidencial de Musharraf y otro sobre la constitucionalidad de la amnistía que concedió a Bhutto para que retornara a Pakistán.

La reacción de Bhutto a la declaración de ayer de Musharraf, a quien había amenazado con una larga marcha de protesta desde Lahore hacia Islamabad el próximo día 13 si el presidente no levanta el estado de excepción, fue inmediata.

«Vago e insuficiente»

Tachó de «vago e insuficiente» el comunicado de su rival político. «Queremos una fecha electoral, queremos una fecha de retirada del mando de las Fuerzas Armadas», afirmó la principal líder de la oposición al canal privado de televisión Geo TV. Bhutto conminó al presidente a colgar el uniforme antes del día 15, fecha anteriormente prevista por Musharraf. «El Gobierno no ha conseguido vencer al extremismo», añadió la jefa del Partido Popular de Pakistán (PPP). Manifestó asimismo que las agencias de inteligencia paquistaníes están siendo utilizadas contra la oposición.