ANTICHAVISTA. Un sanitario traslada a un herido en un tiroteo. / AP
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Los universitarios lideran el 'no' a Chávez

El presidente venezolano acudirá a la Cumbre Iberoamericana pese a la ola de salvaje violencia en los campus

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Las protestas estudiantiles en Caracas fueron, de nuevo ayer, disueltas por la Policía con gases lacrimógenos y balas de goma. Las marchas perseguían rechazar la vio- lencia desatada el miércoles en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela, que se saldó con nueve heridos, dos de ellos de bala.

Jóvenes opositores tomaron varias avenidas por la mañana y se manifestaron en sus facultades, rodeadas por agentes antidisturbios. Volvieron los incidentes a pesar de que dirigentes estudiantiles suspendieron una marcha de protesta por la violencia de la víspera, enmarcada por el rechazo de los sectores no oficialistas a la reforma constitucional que debe votarse el 2 de diciembre.

Cómo comenzó el tiroteo del miércoles aún es un poco confuso. Mientras que el ministro de Interior, Pedro Carreño, acusaba a los universitarios que rechazan la reforma constitucional de haber iniciado la refriega, los jóvenes sostenían que fueron las hordas chavistas quienes sacaron las pistolas.

No hay respuesta para la pregunta de ¿quién disparó? Los estudiantes dicen tener pruebas que inculparían a los defensores del cambio constitucional, que, entre otras cosas, daría poderes casi ilimitados al presidente, Hugo Chávez, y le posibilitaría una reelección indefinida. El caso es que hubo tiros, piedras y pequeños incendios.

Lo que sí está claro es que los jóvenes lideran la campaña del 'no', desbancando incluso a los partidos de oposición. Después de una semana desde que arrancó el periodo previo al referéndum, apenas un par de las formaciones enfrentadas al Gobierno hablan de rechazar la reforma; otros aún no saben si pedir la censura o la abstención.

Chávez asegura que la oposición le acusa de pretender dar un golpe de Estado con la reforma. Insiste en que es al revés, que existe un complot, que de nuevo hay en marcha un plan golpista en su contra.

No es la primera vez que miembros del Gabinete chavista han acusado a los partidos contrarios de utilizar a los «hijitos de papá» para volver a sacar del poder al hombre que ganó en las urnas en 1998. Entre el empresariado y otros sectores conservadores, el triunfo del líder bolivariano fue rechazado desde el primer momento. Cuando el populista fue vociferando reformas y anunciando, con más verborrea que concreción, grandes medidas sociales de orden socialista, las formaciones tradicionales se movilizaron en su contra. A finales de 2001 organizaron un paro cívico que concluyó con el golpe de Estado del 11 de abril de 2002. La violencia se cobró 18 vidas y dejó casi setenta heridos. Durante 48 horas, Chávez estuvo preso, pero el 13 de abril volvía a retomar el mando.

La tensión es tal, que durante la jornada de ayer se llegó a informar de que Hugo Chávez no acudiría a la Cumbre Iberoamericana que se celebra en Chile. Sin embargo, el propio presidente confirmó a última hora que viajaría de noche «para amanecer en Santiago de Chile», donde espera reunirse con su colega colombiano, Álvaro Uribe.

Chávez hizo este anuncio tras entrevistarse con el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) Iván Márquez y con la senadora de este país Piedad Córdoba, con quienes habló del canje de rehenes de la guerrilla por rebeldes presos. Chávez confía en tener en sus manos «pruebas de vida» de los secuestrados por las FARC «antes» de la reunión que prevé celebrar en París con el presidente galo, Nicolás Sarkozy, que mantiene en agenda pese a su complicada situación doméstica.