LA CRÍTICA

Pasión defendida

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l dramaturgo Marco Antonio de la Parra es uno de esos fenómenos de la literatura dramática latinoamericana, que con sus textos, no ha dejado indiferente al mundo del teatro. Su interesante forma de construir la ficción es siempre un reto para cualquier director interesado en explorar el manejo de un lenguaje profundo e inteligente. La obra toma su nombre de una leyenda medieval sobre un amor prohibido. En esta apuesta del escritor chileno se potencia este tema con elementos de pasión, de desenfreno, de carnalidad y de conflictos internos en boca de dos personajes que luchan por frenar sus emociones. Comienza la historia en el momento en que dos amantes se reencuentran, o mejor, provocan un reencuentro empujados por la necesidad de volver a sentir algo de esa pasión que les unió en el pasado. Comienzan una relación a espaldas de sus respectivos cónyuges, lo que les llevará finalmente a traicionar este amor y terminar viviendo una vida cómoda pero alejada de toda pasión. El texto es inteligente, intenso y retrata muy bien el sufrimiento y lo fragmentario de unos personajes en permanente lucha consigo mismos. La música apoya al conjunto y realza el temperamento de los actores; pero fallan la iluminación, la escenografía y el vestuario. Pese a esto es un trabajo digno muy bien defendido por los actores.