Cultura

Emociones electrónicas

El nuevo disco del trío australiano Devastations acude a las programaciones para ampliar la perspectiva de unas canciones fijadas por las sensaciones sedantes

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Ya desde sus comienzos sorprendieron con los recursos de su pop dramático lleno de las mejores esencias melancólicas de la música de naturaleza europea. Pero no, Conrad Standish (voz, bajo), Tom Carlyon (guitarra, voz) y Hugo Cran (batería), los componentes de Devastations, no provienen de ningún país perteneciente a nuestro continente sino de la lejana Australia. Cierto que el grueso del disco fue grabado en Praga y completado en su Melbourne natal, pero también en el continente oceánico anidan perfiles sombríos de los que tomar nota: hilando fino, del primer disco del trío, The Devastations (2003), además de esos efluvios taciturnos europeos, se desprenden aromas a partes iguales de Nick Cave y The Dirty Three, con el violinista Warren Ellis como nexo común. Precisamente, fue un ex compañero de Cave en los tiempos de Birthday Party, Roland S. Howard, quien primero apostó de lleno por ellos escribiendo un halagador artículo en la prensa australiana que decía cosas como: «Todo el concepto de Devastations gira en torno al silencio El silencio y cómo, cuánto, cuándo y con qué lo rellenas». Howard acababa elogiando en el artículo la capacidad del trío para hacer grandes canciones atemporales que no son otra cosa que «historias vividas que brotan directamente del alma y del corazón».

Pero no todo quedó en casa, la positiva respuesta recibida desde los medios oceánicos sirvió de estímulo para que el trío se atreviese a ampliar fronteras y colarse de nuevo por la vieja Europa para autogestionarse una extensa gira de cuatro meses de duración. Los contactos establecidos durante ese periodo con Tindersticks y el grupo germano Einstürzende Neubauten quedaron reflejados en la colaboración con Alexander Hacke, componente de estos últimos, en la grabación de bandas sonoras y en el leve giro dado en el segundo trabajo del trío -Coal (2006)- hacia un pop de cámara claramente influenciado por la banda de Stuart Staples.

La gran sorpresa, sin embargo, ha llegado con el flamante tercer disco de los australianos. Quizás un poco cansados de las tan repetidas analogías escritas en los medios, que invocan a una cadena de nombres que parte de Scott Walker y Leonard Cohen, pasa por los citados Nick Cave y Tindersticks y concluye en Cat Power (?), Devastation han decidido aventurarse lo justo hacia una camino más personal que haga olvidar tan recurrentes comparaciones. En efecto, Yes U (Beggars Banquet-¿Pop Stock!, 2007) puede llegar a descolocar a más de uno: el uso de la electrónica, por un lado, o el desvío hacia la distorsión, por otro, nunca habían sido caminos frecuentados por ellos. Sin embargo, la sugestiva atmósfera retrofuturista de An Avalanche of Stars, en absoluto desentona con el minimalismo electroacústico de The Saddest Sound o el ruidismo de Misericordia. Son los tres pivotes sobre los que se asienta un trabajo que, a pesar de haberle restado presencia a los arreglos de cuerda, no ha perdido un ápice de fervor emocional. En ese aspecto, la utilización de programaciones no ha actuado en detrimento de la efervescencia melancólica; en el fondo pervive ese apasionamiento fantasmal pleno de seducción enigmática. Devastations han vuelto a dar en la diana de la emoción. A pesar de la electrónica.