De miedo

En mi barrio está moda no ha tomado mucha fuerza, aunque la verdad tampoco hace mucha falta. Pues vamos disfrazados de esos personajes durante todo el año; feos, los habemos los más feos del mundo sin necesidad de careta; vampiros chupasangre también tenemos unos pocos, y fantasmas..., bueno fantasmas los tenemos para dar y regalar.

Como ya dije una vez, aquí, en Cádiz, cada fiesta tiene una prórroga, y ésa no iba a ser menos. Hoy en Carranza tenemos nuestro Halloween chiquito. Un Cádiz-Xerez ¿De miedo! Porque si estos partidos ya de por sí siempre han tenido su cosa, el de hoy bate récords, pues los dos estamos con el agua al cuello y el que pierda... ¿Ay omá el que pierda! ¿Miedo me dá!

La semanita en el bar ha estado marcada por la descomposición de vientre colectiva, o sea cagalera general. Juan El Carapena, que ya de por sí es clavao al cochero de Drácula, ha cogido una palidez extrema. Vamos, que tiene más mala cara que un bolsillo descosido. Es un pesimista crónico. Todas las mañanas entra en el bar, como un alma en pena, casi levitando, y sin dar los buenos días suelta un sonoro suspiro y una sentencia ¿Ojú! Aprovechando el silencio sepulcral reinante prosigue con su tortura dialéctica: «Pal Pozo, ya estamos como la otra vez, en el pozo». «Esta película la he visto yo, y termina fatal». «No le ganamos a nadie». Todo ello intercalado de suspiros que hacen el discurso mucho más fúnebre. De fondo sólo se escucha cómo alguien pasa las hojas del periódico con fuerza, como con ganas de metérselo a Juan por la boca, y que acaba con un grito unánime de: «¿Te quieres callar, malage!

El miércoles, Guillermo, el dueño, cansado de tanto catastrofismo, decidió cortar por lo sano y antes de que Juan empezara el mitin le sirvió un café que era lava hirviendo, consiguiendo que El Carapena esté ingresado con quemaduras de primer grado en el cielo de la boca. Eliminado el saboteador, decidió poner en marcha un plan de choque contra la desgana. Como primera medida sorprendió a todos cuando dijo: «¿Estáis todos invitados a una copita!» Y nos puso el vídeo del ascenso. El alboroto fue total y se celebraban los goles como aquel día. El jueves quedamos todos para ir detrás de la procesión de La Palma, pues si fue capaz de parar un maremoto porque no nos va a quitar de encima esta tormenta de malos resultados.

Así que la semanita ha ido remontando el vuelo, y ya ayer se escuchaban cosas como: «Seis puntos tenemos seguros, los de mañana (por hoy) y los de Chapín». Esto ya es otra cosa. Por cierto El Carapena ya está en su casa, aunque no puede ni hablar por la bojiga que tiene en la boca, ¿Eso le pasa por sieso!

Lo cierto es que el partidito se las trae. Con la salida del club de los fantasmas de Madrid hay que volver a recuperar la entidad perdida. Garras, ganas, compromiso ¿Cojones! A fin de cuentas. El Xerez tampoco está para tirar cohetes, pero este tipo de partidos no tiene nada que ver con el resto de la Liga. Además, para ellos ganar aquí es salvar la temporada. No es nuestro caso, pero estos tres puntos son necesarios para arrancar. Y además saben mejor. Calderón debe ser más valiente; le han dado una oportunidad que tiene que aprovechar y a muchos nos gustaría por el significado de recuperar el Cádiz para Cádiz. Pero si piensa que un empate no es tan malo, ¿se equivoca! La afición debe poner esta vez más que el tradicional grano de arena. Las muestras de cariño hacia el regreso del Sr. Muñoz, aparcarlas, apoyo al equipo pero ¿sin presión!

Y a los futbolistas, ¿qué decirles?, ellos son los máximos responsables de todo esto. Tienen calidad más que suficiente, pero hay que demostrarlo andando. ¿Sin miedo! ¿A por ellos! ¿A marcar goles! Esta noche en cincuenta kilómetros se vivirá un velatorio y una fiesta. Y ellos son los que tienen que sacarnos las castañas del fuego. Así que, ¿A ganar! Por nosotros y por todos los santos.