«Estoy muy contento porque tenemos un gran grupo»

-¿Desde cuándo práctica balonmano?

-Mi afición por este mundillo viene de mi etapa en el colegio. Recuerdo que mi hermano mayor jugaba a este deporte y me terminó enganchando para que lo terminara practicando. Empecé en el Lora Tamayo y aún hoy sigo jugando con las mismas ganas.

-¿Qué es lo que más le atrae?

-Son muchas cosas las que me gustan de este deporte. Si tuviera que quedarme con algunos, sería el compañerismo y lo importante para el físico. En el balonmano, al igual que en otros deportes, el sentimiento de grupo es fundamental. De nada sirve hacer un partido por tu cuenta. El plano individual no cuenta, sólo el colectivo.

-¿Con qué se quedaría de estos años?

-Sobre todo las buenas relaciones y la cantidad de amigos que haces cuando estás en un equipo. Por encima de cualquier cosa, conoces a mucha gente que compagina contigo y que terminan siendo tus amigos, dentro y fuera de los terrenos de juego.

-¿Qué es más difícil: entrenar o jugar?

-Creo que cada uno encierra su dificultad. Está claro que cuando eres jugador no puedes ver todos los fallos. Si eres entrenador, lo pasas mal porque no puedes estar ayudando a tus compañeros en el parqué. Está claro que siempre sufre. Además, cuando te quedas en la grada también sufres, ya que tienes que quieres estar y no puedes. También hay que mantener las formas. Sin duda son sufrimientos muy diferentes los que puedes experimentar.

-¿Quién le ha marcado como jugador?

-Tengo tres personas que han marcado mi trayectoria como jugador y ahora de entrenador también. En primer lugar, un profesor que tuve en el Lora Tamayo llamado Manuel Luis. En segundo lugar, un entrenador que me marcó, Pablo de la Torre, y, por último, Santiago Cordero, que me pegó un empujoncito para que me animara a entrar en este mundo.

-¿Cómo se presenta la temporada?

-La verdad es que estoy muy contento porque esta temporada tenemos a un gran grupo. Hay gente muy comprometida y con ganas de mejorar. A ver si logramos ascender.