ATENTO. Noah Gordon disfrutó ayer un encuentro con sus fieles lectores españoles en los Museos de La Atalaya.
Cultura

Noah Gordon, el general Prim y la cultura del vino

El novelista norteamericano recaló en los Museos de La Atalaya en medio de una gran expectación para presentar su última novela, 'La bodega'

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Noah Gordon es un observador nato. Aunque el escritor se mueve con parsimonia, sus ojos azules van de un lado a otro y cuando se detienen en un punto, lo hacen tranquilamente y se quedan un rato escudriñándolo todo. Pasada la una de la tarde, el norteamericano llegó a los Museos de La Atalaya directamente desde el tren que lo trajo desde Sevilla y, según contó luego, admirando los paisajes que veía por el camino. Sentado en uno de los más bellos salones del Palacio del Tiempo, el escritor desplegó sus tímidas sonrisas para presentar su última novela, La Bodega, protagonizada por un muchacho que se obsesiona con producir su propio vino y ambientada en la España del siglo XIX.

«Vine a España por primera vez en 1999. Hacía tiempo que tenía ganas de visitar el país pero no ocurrió hasta que ya era un hombre de mediana edad. Siempre me he sentido a gusto aquí», aseguró el norteamericano, quien dio las gracias a los periodistas «por esta calurosa acogida». Gordon confesó ser «consumidor de vino» y en cada nueva visita a España «iba probando diferentes caldos». Eso sí, la afición le llegó tarde: «La mayor parte de mi vida pasó sin contacto con el vino, pero enseguida descubrí que es una costumbre a la que uno se puede enganchar rápidamente». La estancia de su hijo en el país hizo el resto: «He visitado varias bodegas y he hablado con los viticultores. Poco a poco empezó a surgir esta historia en un rinconcito de mi cabeza».

Este maestro de la novela histórica explicó que el siglo XIX -en el que está ambientada la novela- «es una época fascinante de la historia de España. Nunca había oído hablar del general Prim y conforme fui leyendo sobre él me di cuenta de que su asesinato tenía bastantes paralelismos con el de Kennedy. Fue un personaje que exilió a una reina y que fue a Italia en busca de un príncipe para el trono de España. Eso le creó muchas enemistades. Todavía hoy se desconoce quién estuvo detrás de su asesinato y seguramente nunca lo sabremos». Es en este contexto en el que se desarrolla la historia de Josep Álvarez que, tras la muerte de su padre, hereda la viña familiar. La acción principal se sitúa en tres escenarios clave: el pueblo catalán imaginario de Santa Eulalia, el sur de Francia y Madrid. Esta vez no ha escrito sobre doctores, profesión a la que está totalmente familiarizado: «Me fui a vivir a un pueblo de montaña y durante ocho años, mientras estaba escribiendo, sonaba el busca y tenía que ir a atender a heridos».

A la hora de escribir, «la documentación es fundamental en mis novelas. Tuve la suerte de pertenecer al gremio del periodismo, algo que me dio la facilidad para investigar a fondo y muchas tablas. La tarea de documentación ha sido muy concienzuda pero también placentera porque me ha permitido conocer la cultura del vino», apuntó el autor nacido en Massachusetts. Y seguirá conociendo el arte de la vitivinicultura puesto que en su agenda de hoy está prevista la visita a unas bodegas jerezanas.

Más novela histórica

En los últimos años, la novela histórica está ocupando más y más metros de estantería en las librerías de todo el mundo, algo de lo que es consciente Noah Gordon: «No sé realmente a qué se debe ese auge. Sospecho que echamos la vista atrás para conocer cómo vivían nuestros antepasados por algo de sentimentalismo o para conocer los errores. Aunque hoy en día parece que no hemos llegado a aprender de ellos».

Haber vendido millones de ejemplares con El médico, El último judío o La doctora Cole no ha endiosado a Noah Gordon: «No me preocupo de si voy a cubrir las expectativas que crea un nuevo libro porque soy un ser humano que sólo trata de hacer las cosas lo mejor que puede. Sí me siento responsable si cometo algún error, sabiendo que llega a tanta gente que puede tomarlo como una verdad absoluta».

Homónima

El título La bodega evoca a otro libro mucho anterior del mismo nombre que surgió de la pluma de Vicente Blasco Ibáñez y del que el autor norteamericano nunca había oido hablar hasta ayer: «No lo conozco», reconoció, y destacó lo difícil que es encontrar una obra de un autor español traducida al inglés: «No sé hablar español», confesó. «Sí he leído obras de Cervantes traducidas aunque no he leído literatura española para documentarme para esta novela. Hoy empieza a ser más normal encontrar traducciones gracias también a que ha crecido mucho la población hispanohablante por la inmigración».

Han pasado ocho años desde que se publicara su anterior libro y cuando La bodega apenas lleva una semana a la venta, sus miles de lectores ya piensan en próximos proyectos: «Pienso escribir relatos cortos. Se me agolpan las ideas pero soy consciente de que no me dará tiempo a escribir grandes novelas. Puede que escriba algo sobre medicina o que vuelva al mundo del vino», concluyó.

La delegada de Cultura y Fiestas del Ayuntamiento de Jerez, Dolores Barroso, fue la encargada de darle la bienvenida ayer a la ciudad: «Con su presencia hoy entre nosotros, Jerez se convierte en el referente del mundo de la literatura».

Por su parte, Rosa Roca -de la editorial Roca- describió a Gordon como «una persona entrañable, afable, generosa y cercana». Parece que no se equivocaba.

vmontero@lavozdigital.es