Parot, a la izquierda, junto a Mitxelena en la Audiencia Nacional. / LA VOZ
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El etarra Henri Parot es trasladado desde Córdoba a la recién estrenada Puerto III

Un grupo de cinco terroristas llega desde cárceles andaluzas y Madrid III Vuelve a aumentar el número de presos de la banda en las prisiones de la provincia

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Es una rara avis en la banda terrorista. Sus raíces no se hunden en el País Vasco sino entre Argelia y Francia. Henri Parot o el responsable de lo que pudo ser una masacre en Sevilla en 1990, fue arrestado ese año en la capital hispalense, cargado de explosivos y antes de cometer el atentado. Es uno de los etarras más conocidos y el pasado jueves por la noche llegó a la provincia, junto a otros cuatro terroristas, procedente de distintas cárceles y con destino final al nuevo recinto penitenciario de Puerto III, el cual ya tiene a seis presos de la banda.

Parot estaba en la prisión de Córdoba hasta el pasado jueves que ingresó en Puerto III. Con él entraron José María Dorronsoro Malaxetxebarria (procedente de Almería) y Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, alias Txikierdi (desde Albolote, Granada). Además, en la prisión de Puerto II entraron Fernando Bert Arretxea (desde Madrid III) y Diego Ugarte López (también desde el mismo recinto penitenciario). En total, cinco internos de la banda fueron trasladados de golpe el pasado jueves.

Las prisiones de la provincia gaditana tradicionalmente han sido uno de los destinos preferentes de estos reclusos. Entre otros factores por la política de dispersión que el Gobierno ha aplicado en las etapas más sangrientas de los terroristas.

En cambio, en los últimos tiempos esta presencia fue disminuyendo, sobre todo, por la salida prematura aunque contemplada por la ley, de decenas de etarras. La aplicación de redenciones de pena, que contemplaba el antiguo Código Penal, motivó una serie de excarcelaciones como ocurrió con el antiguo colaborador del comando Araba, José Carlos Fachal, quien fue sentenciado a 181 años de cárcel y salió de Puerto I en octubre de 2005, 14 años antes de lo previsto.

Así, cuando fue puesto en libertad en noviembre de 2006 el colaborador del comando Madrid, Víctor Goñi, -en este caso no por redenciones de pena-, quien cumplía pena en Puerto II, en ese momento había en las prisiones de la provincia 21 presos: ocho en Botafuegos, 11 en Puerto I y dos en Puerto II. Meses antes, en concreto el día que fue declarado el alto el fuego permanente por ETA (marzo de 2006) había 14 en Botafuegos, 16 en Puerto I y ocho en Puerto II; en total, 38.

A día de hoy, ya hay 29 reclusos de la banda dispersados por los cuatro centros penitenciarios de Cádiz, y con la importante capacidad que tiene la nueva cárcel de Puerto III, esta cifra previsiblemente irá creciendo.

Precisamente Henri Parot ha sido uno de los presos etarras que ha tratado de salir antes de lo previsto de la cárcel con la aplicación del sistema de redenciones de pena que contemplaba el ya revisado Código Penal que databa de 1973. Fue condenado a 4.799 años de cárcel por delitos cometidos entre 1978 y 1990 y solicitó acumular las 26 penas impuestas en una sola de 30 años. El Supremo aceptó la acumulación pero estableció que los beneficios penitenciarios se aplicaran condena por condena, lo que le llevará a estar entre rejas hasta 2020 y no 2011 como había pedido el propio etarra con la aplicación de esas redenciones a una única pena. stubio@lavozdigital.es