DE GALA. Los galardonados y asistentes al acto escuchan de pie el himno nacional en el teatro Campoamor de Oviedo. / EFE
Cultura

El Príncipe se compromete como heredero de la Corona a trabajar por la cohesión de España

Don Felipe aprovechó la entrega de los premios que llevan su nombre para comparar la diversidad de los galardonados con la actual sociedad española

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El Príncipe de Asturias se comprometió ayer, «como heredero de la Corona», a dedicar «todos sus esfuerzos» a la «gran empresa de hacer de España una sociedad cada vez más sólida y cohesionada en torno a los principios y valores de la Constitución». Don Felipe pronunció estas palabras en la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias que se celebró en el teatro Campoamor de Oviedo.

Durante su discurso, el Príncipe de Asturias ensalzó los valores de cada uno de los galardonados, los mismos que, dijo, inspiran y representan los propios galardones. Unos valores que, según el Príncipe, son «un ejemplo vivo de lo que también los españoles nos propusimos hace ahora treinta años para nuestro país y que seguimos construyendo para las futuras generaciones». Unos galardones, apuntó, que representan un «valioso patrimonio cultural de una España en incesante progreso, esperanzada y comprometida con todo lo que alienta y eleva la formación intelectual y moral de los seres humanos».

Los premiados son hombres y mujeres que representan, como dijo el heredero de la Corona, «por encima de todo la lucha por los Derechos Fundamentales, especialmente por el derecho a la vida y a la dignidad de las personas, son defensores de la libertad y de los valores democráticos y son capaces de convivir en la diferencia y considerar su diversidad como una fuente de enriquecimiento colectivo».

De Al Gore, Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional y Nobel de la Paz, destacó don Felipe su «valentía y tesón» en conseguir que las advertencias sobre las consecuencias de la degradación medioambiental «sean escuchadas». «Para que seamos más conscientes de que sólo si conservamos este patrimonio heredado, ese tesoro que es nuestra Tierra, sólo si evitamos que nuestro hermoso planeta y nuestro verdadero hogar se degrade hasta extremos irreversibles, habremos cumplido uno de nuestros mayores deberes como seres humanos», dijo don Felipe en presencia de doña Letizia y de la reina Sofía.

Pese a su ausencia, don Felipe se refirió en su mensaje a Bob Dylan (Premio Príncipe de Asturias de Las Artes) del que destacó la «insobornable esperanza de este músico austero, su sensibilidad y la fortaleza de sus sueños». También resaltó «la entrega a los demás» así como «el servicio a las causas más justas como forma de vivir cuando lo que está en juego afecta tan directamente a la vida humana».

Contra el fanatismo

Para don Felipe, Peter Lawrence y Ginés Morata, los «dos eminentes científicos» que recibieron el Premio de Investigación Científica y Técnica, ilustran «el valor del esfuerzo, inteligente y lúcido». Del «extraordinario escritor» Amos Oz, Príncipe de Asturias de Las Letras, don Felipe resaltó su labor como «gran defensor de la paz en el mundo» así como su obra «que nos dice que el fanatismo es la plaga más perversa, es una fuerza ciega que obliga a renunciar a ser uno mismo». Para evitarlo, «Oz nos recuerda, con páginas llenas de imaginación y belleza que no se puede imponer la creencia propia con las armas ni con la violencia».

Las revistas Nature y Science, Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, «ejemplifican la dirección segura que puede y debe seguir una sociedad avanzada» que es «poner de relieve el mayor grado de conocimiento científico, de saber y a la vez difundirlo de la manera más rigurosa y profunda, haciéndolo universal».

Don Felipe ensalzó los valores de la Europa unida a la hora de hablar del sociólogo angloalemán Ralf Dahrendorf, que tampoco pudo acudir a la ceremonia por motivos de salud. «Comprometido con la libertad y con la democracia, gran defensor de Europa y de los fundamentos que sustentan su unión, Dahrendorf destaca la importancia histórica y la trascendencia que el hermoso proyecto europeo tiene para el mundo», dijo el príncipe ante la mujer del sociólogo que acudió a recoger el galardón.

El sacrificio de 'Schumi'

Para don Felipe, «la fuerza de deportistas como Michael Schumacher es un ejemplo para los más jóvenes de la capacidad del ser humano para superar los más difíciles retos, de los beneficios que conllevan el sacrificio y la abnegación de los grandes campeones que luchan por convertir en permanente éxito su trabajo». Pero tampoco se olvidó el Príncipe de destacar los valores humanos del piloto de Fórmula I que «engrandecen aún más sus triunfos y que han sido reconocidas por diversas organizaciones». En este sentido, mencionó las donaciones de Schumacher a causas humanitarias.

El Príncipe concluyó su repaso con una mención al Museo del Holocausto de Jerusalén, Premio de la Concordia. Para don Felipe, este premio permite «expresar el homenaje más emocionado de respeto, reconocimiento y afecto a los millones de víctimas inocentes del Holocausto». «El inmenso dolor, la profunda tragedia que supuso la Shoah para el pueblo judío y para el mundo entero y que Yad Vashem simboliza, constituyen, en definitiva, un referente ineludible del compromiso que tenemos contraído con los derechos humanos, con los derechos humanos, con la libertad del hombre y con su inalienable dignidad», concluyó Felipe de Borbón.