CALLE PORVERA

289 secretos letales

La compañía tabacalera Altadis ha publicado al Ministerio de Sanidad una lista con los 289 aditivos que contiene el tabaco, algunos más de las que aparecen en la cajetilla: nicotina, monóxido de carbono y alquitrán. Es cierto que está comprobado que los fumadores no abandonamos el hábito por miedo. Ahí está la prueba con los mensajes, tan siniestros como reales, con los que el Ministerio adorna los paquetes desde hace tiempo, y que garantizan una muerte lenta pero, eso sí, segura. Pero no es menos cierto que la resistencia que han mostrado las compañías durante tanto tiempo a dar una lista de las sustancias con las que aliñan sus letales cilindros no tiene base alguna: propiedad intelectual, aducen. Como si se tratara del secreto de la Coca-Cola.

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Dirán muchos, y no les falta razón, que lo que hay que hacer es dejar de fumar y no echarle la culpa a las tabacaleras. Claro, que a mí ni Philip Morris ni Altadis ni nadie me obliga a aspirar sustancias cancerosas. Pero introducir elementos aditivos es hacer trampa contra mi fuerza de voluntad. Por ejemplo, según esa lista publicada, hasta un 4,2% del cigarrillo son azúcares, a lo que hay que sumar un 1,1% de cacao. Incluso hay compuestos de ácido salicílico (igual que la aspirina) para que el tabaco irrite menos la garganta. También hay muchas otras para suavizar las toses o hacer el humo menos molesto y más tolerable. Por no hablar de las que directamente potencian el efecto de enganche.

Lo que resulta increíble es la pasividad de las administraciones ante el poder de estas compañías, cuando el tabaco mata a 56.000 personas al año. En accidentes de tráfico, mueren unas 4.000. Así que háganse una idea.