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Bhutto atribuye el atentado a líderes del régimen militar paquistaní que ahorcó a su padre en 1979

«Sé exactamente quién quiere matarme. Son los dirigentes del antiguo régimen del general Zia los que están detrás del extremismo y el fanatismo». Benazir Bhutto no se escondió. Tras el brutal atentado ocurrido durante la celebración de su bienvenida en las calles de Karachi, que ya ha costado la vida a 139 personas y herido a otras quinientas, Bhutto concedió una entrevista a la revista 'Paris Match' en la que señaló directamente a antiguos funcionarios del gobierno islamista de Zia ul-Haq, el general que encerró a su padre en 1977 y que dos años después le ahorcó en una plaza de Rawalpindi, como responsables del ataque.

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La líder del Partido Popular de Pakistán (PPP) también ofreció una rueda de prensa en la que exculpó a los actuales dirigentes del país de cualquier responsabilidad, pero les exigió una investigación de los hechos y se quejó de los fallos de seguridad de su convoy. «No fue un ataque personal, fue una agresión a lo que yo represento. Un ataque contra la democracia, la unidad e integridad de Pakistán», manifestó Bhutto, que no quiso olvidar a los fallecidos -cincuenta de ellos guardaespaldas- de los que dijo «hicieron el máximo sacrificio por la democracia».

Serena

La ex primera ministra, que regresó el jueves al país tras ocho años de exilio, se mostró serena en su aparición ante los medios. Sus palabras fueron firmes y, pese a los rumores que apuntaban a que podría incluso volver a Dubai por falta de seguridad, adelantó que «estamos listos para arriesgar nuestras vidas. Estamos listos para arriesgar nuestra libertad, pero no estamos listos para dejar esta nación en manos de terroristas».

La película de los hechos no está clara. Bhutto confesó que instantes antes de la primera explosión había escuchado disparos frente a su vehículo y se quejó de que el tendido eléctrico de las calles estaba apagado, lo que para ella benefició el ataque.

El atentado fue a medianoche, escasas diez horas después del aterrizaje de la política en su ciudad natal, al paso del convoy que iba al mausoleo de Mohamad Alí.