CONFLICTO. Un soldado turco acompaña a unos niños, escoltado por un vehículo militar. / REUTERS
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El Ejército turco podrá penetrar en Irak a la caza de la guerrilla kurda durante un año

El Parlamento otomano aprueba por amplia mayoría la resolución que permite atacar las posiciones rebeldes en el país vecino «Es un momento en el que nuestra paciencia se ha agotado», dice Ankara

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El Gobierno turco tiene desde ayer la luz verde de su Parlamento para invadir un país vecino: Irak. Esto es lo que aprobó en lenguaje claro la Cámara otomana con el apoyo de 507 de los 550 diputados que la componen. A pesar de las advertencias en contra de la mayoría de la comunidad internacional, encabezada por EE UU, a partir de ahora, y durante un periodo de un año, las fuerzas turcas pueden llevar a cabo las incursiones militares que deseen en el norte iraquí para combatir a la guerrilla kurda del PKK.

La fecha en que se acometerá la primera de las ofensivas no se ha decidido, pero puede ser en cualquier momento, ya que el Ejecutivo que preside el islamista Recep Tayip Erdogan tiene estacionado en la frontera un contingente de 100.000 soldados listos para actuar.

Además, en las últimas dos semanas se han incrementado las bajas en las filas otomanas -un total de treinta militares han perdido la vida- en diferentes acciones de milicianos del ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), lo que supone un motivo más para poner en marcha la máquina de guerra.

Ankara dice basta

A pesar de la desestabilización que puede producirse en una zona de por sí muy conflictiva, Ankara ha dicho basta. «Estamos en un mo-mento que nuestra paciencia se ha agotado. Pero este es un gran país y precisamente ahora deberíamos encontrar la vía correcta con paciencia», dijo tras la votación parlamentaria el portavoz del Gobierno, Cemil Cicek.

Cicek repitió lo que había manifestado el martes el primer ministro Erdogan: que el objetivo de una eventual operación será sólo el PKK, en la zona controlada por el Gobierno regional kurdo. «El pueblo iraquí es nuestro vecino y la incursión no irá contra civiles», reiteró el jefe del Ejecutivo.

Pero el portavoz gubernamental no se mordió la lengua al criticar el escaso apoyo de los aliados occidentales en esta lucha antiterrorista, eso sí siempre con la ley en la mano.

«Ellos califican al PKK como una organización terrorista -señaló Cicek-, pero hasta ahora nunca nos han entregado a ni uno de los terroristas que les hemos pedido».

El primer ministro turco sabe que se juega mucho con el resultado de la votación, que estaba clara ya que la formación política a la que pertenece, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) tiene mayoría absoluta en el Parlamento y además contaba con el apoyo de la oposición. Por eso sólo 19 diputados votaron en contra: los pertenecientes al grupo prokurdo del Partido de la Sociedad Democrática (DTP) y un independiente de izquierdas.

Los motivos en defensa de su postura fueron que la decisión llevará a Turquía al caos de Oriente Próximo y que la solución al conflicto kurdo se debe encontrar dentro de Irak y con políticas pacíficas. En cambio, formaciones opositoras como el Partido Republicano del Pueblo (CHP) y Partido de Acción Nacionalista (MHP) fueron más allá y criticaron al Gobierno por no haber solicitado antes el permiso de la Cámara, al tiempo que pidieron al Ejecutivo que «no dude» en usar la autorización militar.

Tanto el CHP como el MHP lamentaron que la autorización incluya sólo operaciones para combatir al PKK y no contemple acciones contra el Gobierno kurdo-iraquí que, según ambos grupos, da protección a los rebeldes.

El intento de Bagdad

Pero todo este contencioso tiene otro protagonista directo: Irak. ¿En que posición queda? En los últimos días, Bagdad ha echado mano de toda su diplomacia para frenar la escalada bélica que se avecina. Ayer, antes de la votación en el Parlamento turco, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, se puso en contacto telefónico con su homólogo otomano para asegurarle que ha dado instrucciones estrictas a la Administración kurda «para que no tolere las actividades del PKK contra Turquía». Pero no sirvió de nada.

Según la agencia Anadolu, Al- Maliki anunció que va a enviar una delegación de alto rango a Ankara para convencer a Erdogan de que no acometa ninguna incursión en el norte iraquí. La respuesta del político islamista fue que Bagdad dé pasos concretos contra la guerrilla.

Aunque el conflicto turco-kurdo tiene una larga andadura, no fue hasta 1984 cuando el PKK inició su lucha armada contra el Ejército. Su objetivo era reclamar más derechos para los 12 millones de kurdos que viven en Turquía, que son despreciados por la mayoría de la población otomana. En los últimos 23 años han muerto más de 35.000 personas en esta guerra no declarada.