EN PELIGRO. Muchos ejemplares de toda Andalucía, y de la provincia, se están debilitando y acabarán muriendo sin remedio.
Jerez

La muerte de los árboles

Administración y propietarios se unen para buscar soluciones al decaimiento de especies como el alcornoque

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En los últimos veinte años, los árboles andaluces -también los de Extremadura y algunas zonas de Portugal- han empezado a verse afectados por un proceso de deterioro que los está debilitando y que en muchos casos está produciendo la muerte de un buen número de ejemplares. Este proceso que afecta a muchas especies es especialmente grave en el caso de los alcornoques y las encinas -muy habituales en la provincia-, tanto que la Consejería de Medio Ambiente ha puesto en marcha unas jornadas específicas sobre esta seca o decaimiento de los quercus.

Óscar Pérula, uno de los responsables de temas forestales de la organización Asaja Cádiz, hace hincapié en que «el problema es muy grave y por eso desde hace varias décadas se están realizando estudios en dos universidades andaluzas (Huelva y Córdoba) para determinar las características de esta seca y buscar soluciones». Como explica, «hay dos tipos de muertes que atacan a estos árboles: una que es progresiva y otra súbita que suele llegar tras los veranos, cuando los ejemplares han estado sometidos a periodos de estrés hídrico».

De una u otra forma, lo cierto es que en la provincia de Cádiz se ha contabilizado que en los últimos años se han podido perder unos 12.000 alcornoques, mientras que en otras como Huelva en sólo tres años han desaparecido unos 90.000 ejemplares.

Y estas cifras, que siguen aumentando, son las que se han puesto sobre la mesa en las cinco jornadas celebradas toda Andalucía para transmitir los resultados de los estudios que se están haciendo y, al mismo tiempo, crear un foro con organizaciones agrarias, propietarios y expertos para encontrar soluciones de cara al futuro. La primera de ellas se celebró en Alcalá de los Gazules el pasado día 1, y después le seguirán las de Sevilla, Jaén, Huelva y Córdoba.

Como recalca Pérula, lo que se puso de manifiesto en este encuentro es que «hay un enorme cúmulo de razones para ese decaimiento de los árboles, y casi todos están relacionados con el cambio climático», contra el que es muy difícil poner en marcha soluciones inmediatas y a corto plazo. Los alcornoques y las encinas son muy sensibles a cualquier mínima variación de su hábitat, y cuando pasa esto se debilitan y están más expuestos a los peligros.

Entonces llega el turno de los agentes patógenos «contra los que sí se puede luchar», como insiste el responsable de Asaja. Son parásitos, insectos u hongos que atacan al árbol y que aprovechan su decaimiento para hacer estragos.

Otro factor que puede concurrir en esta progresiva muerte de ejemplares es no llevar a cabo buenas prácticas agroforestales en cada finca. «Hay podas incorrectas o sacas de corcho mal hechas que ponen en riesgo al ejemplar y que los propietarios tienen que cuidar», comenta Pérula, quien resume que «lo que hay que hacer es poner una gota de cada lado, porque hay cuestiones como las del cambio climático que son casi imbatibles». ppacheco@lavozdigital.es