A POR TODAS. Javi Casares fue de los pocos jugadores azulinos que lo intentó en el día de ayer. / ANTONIO VÁZQUEZ
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Empate a nada entre San Fernando y Mairena en un pésimo encuentro

El viento le borra las ideas al equipo de Iriondo, que cuaja un pésimo partido Los sevillanos, bien ordenados, hicieron de la pérdida de tiempo su mejor arma

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Como se temía, el pasado encuentro entre el San Fernando y la Balona era la excepción que confirma la regla: el fútbol de Tercera división es malo, malo de manera habitual. Si hace 15 días, aquella excelencia de juego se alejaba mucho de la media por arriba, el horroroso bodrio que se vivió ayer en la grada del Bahía Sur viene a reflejar lo aburrido que es esto de la Tercera. Denominar a esos noventa y pocos minutos como fútbol es una herejía merecedora de la hoguera deportiva.

Por pésimo, hasta el trencilla sevillano se sumó a la fiesta. Cuando el San Fernando se sacudió la carajotez de muchos y muchos minutos, e inició algo mínimamente potable en su juego, el pésimo Bustos Cruz se encargó de dar validez a la táctica de aquí no se juega más de un minuto seguido que evidenció en el Mairena un alumno aventajado.

Sin embargo, no hay margen para la excusa. Cierto es que el Mairena estuvo ordenado atrás y que hizo todo lo posible por perder tiempo. Y que el estado del terreno de juego no ayuda al que tiene que construir. Hasta sí se apura, el fuerte viento racheado es otro elemento que perjudica al cuadro de casa. Pero el San Fernando de ayer fue una nulidad ofensiva con tres o cuatro excepciones. Como la del minuto 25, en la que Iván tiró tímidamente a la manos del arquero Raúl. O como la del 36', en que Javi Casares se llena de balón y manda a las nubes un servicio de Puli. Es el bagaje de la primera mitad. Nada más.

Media hora a la basura

Y en la segunda los azulinos malgastan lastimosamente casi media hora más. Solo una falta botada por Víctor García a la que ayuda a envenenarse el viento, en esos 30 minutos. Lo dejo todo para el último cuarto hora el cuadro de la Isla. La baja de rendimiento físico del Mairena otorgó la oportunidad de victoria, pero Casares (en el 88'), Berro (90') y, sobre todo, Puli (en el 91', al que Raúl saca con los pies su disparo), no terminan de concretar en esa recta final.

Empate que tampoco desvirtúa la situación clasificatoria. Los isleños, segundos en la tabla. Pero no trasmite confianza, precisamente, el equipo de Antonio Iriondo.

El delegado, discutible

Por cierto, si ya el partido es pésimo, hay cosas aún más malas que destacar. Sin ir más lejos, la actuación del presunto delegado de campo isleño Pepe Gaviño. Para desempeñar ese puesto se requiere temple, aparente imparcialidad y ganas de ayudar al árbitro de turno. Todo lo contrario que este bien pagado forofo que no pierde oportunidad de dar rienda suelta sus parciales actuaciones desde la banda. Deja muy mal a la noble entidad isleña. Y lo peor es que se viene repitiendo el guión sin fallo alguno cada quince días de Liga.