RELAJADO. Villar golpea un balón.
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El alivio de Villar

El presidente temía más un fracaso que al CSD o al Tribunal de Cuentas

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El triunfo en Dinamarca es bueno para todos. Para la selección, para el entorno y para el presidente». Un alto dirigente de la Federación Española de Fútbol (FEF) reconocía ayer que Ángel María Villar respiró aliviado cuando el combinado de Luis Aragonés selló prácticamente en Aarhus el billete para la próxima Eurocopa. Villar se temía que un fracaso español similar al de 1992, cuando la selección de Vicente Miera se quedó sin acudir a la Eurocopa de Suecia, se le llevara por delante después de diecinueve años en el cargo.

Como ocurre con casi todos los dirigentes, el presidente entiende que los resultados tienen quizá más peligro que la plataforma encabezada por Mateo Alemany, la imputación por un presunto delito de malversación de fondos públicos, la denuncia del Tribunal de Cuentas por supuestas irregularidades en la administración de 23 millones de euros provenientes de las arcas públicas y la persecución a la que entiende se ve sometido por el Consejo Superior de Deportes.

Saltarse la Orden

Con España clasificada, Villar seguirá empeñado en saltarse una Orden Ministerial que obligará a todas las Federaciones no clasificadas para los Juegos Olímpicos de Pekín a adelantar las elecciones a la próxima primavera. Aun a riesgo de verse inhabilitado, lo que le según su entorno le convertiría en una especia de víctima del sistema y le podría dar más votos, Villar está decidido a agotar su mandato, que expira en el otoño de 2008, y a ganar la reelección.

En el aeropuerto de Aarhus estaba más animado, sonriente y dicharachero que de costumbre. No se dirigió la palabra con Luis Aragonés pero sí con algunos periodistas y, sobre todo, con su séquito de directivos y delegados que viajan con la selección. En el avión se sentó delante, cenó algo frío y recostó la cabeza, aparentemente ajeno al resto de la expedición. Está crecido y dispuesto exigir a Jaime Lissavetzky, el secretario de Estado para el Deporte, que le pague los 16 millones de euros que, a su juicio, la Administración mantiene congelados. «El problema es que ahora ya no los tienen», asegura un dirigente federativo.