El laberinto de la modernidad

Las obras de modernización y peatonalización que está realizando el Ayuntamiento, en colaboración con la Junta de Andalucía, suponen un paso más hacia la dinamización del casco histórico, así como la creación de un centro comercial abierto en la zona antigua.

Sin embargo, la ejecución de estos trabajos de urbanismo comercial ha supuesto un cambio total de la fisonomía de la ciudad, así como planteado una serie de problemas a los que el Gobierno municipal debe hacer frente.

El primer conflicto consiste en qué hacer con las calles recientemente peatonalizadas. Éste es el ejemplo de la calle Vicario, travesía urbana que se hizo transitable para los peatones hace más de un año, y que aún permanece abierta al tráfico rodado. Los enormes atascos que provocó el cierre de esta vía y las protestas de los comerciantes, impulsaron al anterior equipo de Gobierno a volver al estado inicial y dejar que los vehículos sigan circulando por este «tramo peatonalizado». Asimismo, el nuevo equipo de Gobierno, que calificó esta medida como «incomprensible» cuando estaba en la oposición, aún no ha cerrado la calle a los vehículos motorizados.

El concejal de Comercio, Francisco Aguilar, destacó que «se está realizando un plan de movilidad integral para el municipio que pretende solucionar todos los problemas de circulación, incluidos los provocados por estas obras». Sin embargo, no existe una fecha definitiva para la publicación de este informe. Es más, el estudio engloba a toda la ciudad, por lo que no se tiene previsto que vea la luz en corto plazo.

Asimismo, la disparidad de criterios entre las distintas asociaciones y entidades vecinales es constante. Miguel Álvarez, presidente de la asociación de comerciantes de Puertocentro, considera que «antes de peatonalizar las calles, se debe ejecutar un plan de tráfico que permita a los vehículos acceder al centro de una forma accesible y cómoda».

Falta de aparcamiento

El gran problema que ahoga a los residentes, comerciantes y consumidores del centro es la ausencia de plazas de estacionamiento. Las obras de peatonalización han eliminado las escasas plazas que existían y el Gobierno local no ha dado con la solución a este problema. De hecho, el mercado de abastos ha quedado incomunicado del resto de la ciudad. Buena parte de los usuarios actuales de la plaza de abastos viven por dicha zona, ya que acceder a este centro desde otra parte de la ciudad se ha convertido en una misión imposible.

Por una vez, todas las entidades coinciden «en la necesidad de crear aparcamientos subterráneos que ayuden a paliar este problema». De hecho, el equipo de Gobierno tiene un proyecto para crear este tipo de construcciones en la Plaza de Toros, Plaza del Polvorista y Ribera del Marisco.

Sin embargo, el concejal de Fomento, Antonio Jesús Ruiz, afirmó que «hay que esperar a las conclusiones del plan de movilidad para comenzar a trabajar sobre estas infraestructuras».

Además, este edil subrayó «la dificultad de construir este tipo de obras en pleno casco histórico por los problemas que plantean». Dada la alta financiación que requieren estas construcciones y el plazo que tardan en ejecutarse, no se puede hablar de solucionar este problema en breve plazo.

Fisonomía de diseño

Otro inconveniente que trajeron las obras fue el cambio radical que han sufrido las calles del centro. Aunque la modernidad tiene un precio, muchos vecinos no lo ven del mismo modo y han llegado a protagonizar movilizaciones contra estas calles de diseño. Éste es el ejemplo de las obras que realizó la empresa de aguas de El Puerto (Apemsa), en la calle San Juan. Los vecinos de esta travesía protagonizaron diversos incidentes al conocer que se iba a eliminar el adoquinado por lozas. Tras esta «revuelta», la empresa llegó al compromiso de respetar el adoquinado de la calle.

El edil de Fomento destacó: «somos herederos de estas obras y debemos enmendar los errores cometidos». Buscar soluciones a todo no va a ser tarea fácil.

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