Antonio Banderas pasa por el hospital por unos «agónicos dolores de pecho»

Antonio Banderas tuvo que ser ingresado la semana pasada por unos «agónicos dolores de pecho». Fue trasladado en ambulancia desde su casa en el condado Surrey al Hospital St. Peter de Cherstey, según desveló el tabloide The Sun. El actor estuvo en observación hasta que los médicos decidieron que estaba fuera de peligro y que podía volver a su domicilio. Propiedad valorada en 2,4 millones de libras a la que se trasladó en 2015, tras comenzar sus estudios de diseño de moda en la Central Saint Martins de Londres. Banderas dio las gracias de forma pública a los doctores que lo entendieron a través de las páginas de The Sun.

Mediante el tabloide quiso también destacar las bonanzas de Surrey para vivir.

«Me parece un lugar mágico. Aquí encuentro la paz y el espacio que necesito para estudiar y centrarme en mis pensamientos. Ahora mismo estoy trabajando en varios guiones», relató el actor, quien aprovecha la zona para disfrutar de la naturaleza. «Voy en bicicleta por el bosque. Todo el mundo en Cobham, Weybridge y Esher es increíblemente amable. Estoy rodeado de naturaleza. Me encanta ver a los ciervos y zorros que vienen a mi jardín», remarcó el actor.

Ha sido en uno de esos paseos por la naturaleza, junto a Nicole Kempel, cuando ha querido tranquilizar a los fans: «Disfrutando de la naturaleza tras un pequeño susto», ha escrito en la mañana del lunes Antonio Banderas en sus redes sociales. Un texto que va a acompañado de una imagen de la pareja en un verde prado con el bosque de fondo.

Este episodio llega días después de abandonar Málaga. El actor ha estado en la capital de la Costa del Sol junto a su pareja. El pasado 24 de enero compartía una imagen del Teatro Romano y la Alcazaba en la que reseñaba un nostálgico «aquí empezó todo», en relación al lugar donde empezó a forjarse como actor. Es justo en frente está el ático que adquirió en Málaga para alojarse en sus visitas a su ciudad natal. Vivienda que custodian los versos de Manuel Alcántara, escritos del mismo puño del autor. «A la sombra de una barca/ me quiero tumbar un día, / echarme todo a la espalda/ y soñar con la alegría», reza el poema grabado en la piedra blanca de uno de los maceteros del domicilio.