Sociedad

Los CIE andaluces: «Falta de personal, recursos e instalaciones tercermundistas»

El SUP critica la situación en la que se encuentran los dos centros que hay en la comunidad y que están ubicados en Cádiz

Málaga Actualizado: Guardar
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Los Centros de Internamiento Extranjeros volvieron a saltar a la luz días atrás con un motín de internos en el de Aluche (Madrid) y se produjo una cascada de opiniones sobre la idoneidad de estas instalaciones. Una circunstancia que hace preguntarse cómo se encuentran los ubicados en suelo andaluz.

En la comunidad permanecen dos CIE abiertos desde que en junio de 2012 cerrara el ubicado en la capital malagueña. Ambos se encuentran en Cádiz, concretamente en las localidades de Tarifa y Cádiz, y como afirma la secretaria general del Sindicato Unificado de Policía en la provincia, Carmen Velayos, se encuentran «igual» que otros centros, con «falta de personal, recursos e instalaciones tercermundistas».

El tarifeño se habilitó en un antiguo cuartel militar que se encuentra en la isla de Las Palomas y acoge exclusivamente a inmigrantes rescatados cuando intentaban entrar ilegalmente en el país.

El situado en Algeciras, uno de los más antiguos del país, y que durante años soportó la fuerte presión de la inmigración por el Estrecho, está instalado en la antigua cárcel de La Piñera, habilitada para este cometido con algún «parche», se quejó la representante sindical. El pasado verano, el Ayuntamiento algecireño aprobó la cesión a Interior de unos terrenos de 10.000 metros cuadrados para levantar un nuevo centro. En las actuales instalaciones se encuentran personas pendientes de expulsión de acuerdo con la Ley de Extranjería, pero desde hace un tiempo también hay foráneos condenados por algún delito que están conmutando la pena. Esta circunstancia es criticada por el SUP, que considera un desacierto trasladar al centro a personas que deben estar en la prisión, porque eleva el riesgo de los otros internos y de los agentes.

Según las cifras de la semana pasada, en las instalaciones de Algeciras había 50 personas internadas, mientras que en las de Tarifa, 120, «pero con previsión de que lleguen más en breve».

No se recuerdan incidentes de gravedad acorto plazo y el más reciente fue la fuga, en agosto del año pasado, de unos 40 internos del CIE algecireño. Tres años antes también escapó una decena.

Las fuentes consultadas consideraron «poco prudente» revelar el número de funcionarios policiales que trabajan en ambos centros debido a la secuencia de motines de que se han producido en el resto del país. «Hay que tener en cuenta que tienen teléfonos móviles y están en contacto, por lo que podrían organizarse para protestar aquí», explicaron. No obstante, según constan en denuncias públicas previas, ha habido situaciones en las que cuatro policías han custodiado a 65 y 160 internos en Algeciras y Tarifa, respectivamente.

Es en este contexto cuando Velayos recuerda la carencia de equipos de protección, como chalecos y guantes anticortes, aunque reconoce que no tiene constancia de que falte material médico, como guantes y mascarillas, de los que sí han llegado a carecer otros CIE.

Esta era una de las reclamaciones que durante mucho tiempo hicieron los policías que trabajaban en el de Málaga, uno de los más polémicos después de que algunas internas denunciaran haber sufrido abusos sexuales y participar en fiestas privadas con los agentes. El caso estalló a mediados de 2006 con nueve implicados, aunque a juicio llegaron cinco. Al final del proceso, todas las acusaciones retiraron los cargos contra uno de los funcionarios, mientras que los otros cuatro fueron absueltos.

El CIE de Málaga, ubicado en la plaza de Capuchinos, cerró en 2012 debido a su estado deficitario, aunque en la actualidad acoge distintas unidades policiales.

La citada organización sindical, a pesar de que reconoce que el limbo administrativo en el que muchas veces se encuentran los internos genera cierta crispación, quiso desmitificar el trato que reciben estas personas y recordó que «a diario pueden ser visitados por sus familiares y amigos, realizan llamadas telefónicas, se entrevistan con sus abogados en cualquier momento, reciben atención de la Cruz Roja y asesoramiento de las ONG que visitan el centro y siempre son asistidos por los policías». «Porque a nadie se le olvide que estos agentes tienen sentimientos y son los primeros que si es necesario les compran bocadillos, dan ropa o simplemente hablan con ellos para reconfortarlos», recordó Carmen Velayos.

 

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