El agua, un bien de lujo en Mijas

No es un problema menor, pero sí de complicada solución. Al menos lenta. Según las estimaciones oficiales de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, gestora de la empresa pública de aguas Acosol, el municipio de Mijas tendría alrededor de 8.000 vecinos sin agua corriente ni suministros. En al menos 12 núcleos de población de la localidad costera habría problemas de abastecimientos y los vecinos, repartidos en 4.200 viviendas irregulares, estarían funcionando con el agua de pozos y recogiendo las fecales en fosas sépticas. Pero el municipio ya conoce el camino para poner solución a este problema y comenzó hace dos años a repararlo, pese a que en la última legislatura se ha experimentado un parón, como detallan fuentes consultadas en Acosol.

Esta semana pasada se conocía que el diseminado rural histórico de Las Rozas conseguía solucionar el problema del agua corriente dos años después. Cerca de 200 vecinos vivían con las tuberías instaladas desde 2015 y los permisos en regla desde hace un año. Sólo faltaba la firma del alcalde, Juan Carlos Maldonado (Ciudadanos). El regidor ha tardado dos años en sellar el documento de solicitud a Acosol para que se hiciera cargo del suministro. La rúbrica en la citada petición, que exime de cualquier responsabilidad sobre el abastecimiento a la localidad, llegó la semana pasada. Ahora es la empresa pública la que debe garantizar tanto la provisión de agua corriente a los vecinos, como el saneamiento de la zona. «Ahora los grupos políticos de Mijas deben abanderar una solución final para todos los vecinos que se encuentran en esa situación», explicó Manuel Cardeña, consejero delegado de Acosol.

Y en esa tesitura está el municipio. Fue la Junta de Andalucía la que en medio de la legislatura anterior solicitó al Ayuntamiento que evitara que sus vecinos bebieran el agua de los pozos. El Consistorio, entonces con Ángel Nozal (PP) como alcalde, promulgó un decreto de «emergencia sanitaria» en 2014 para abastecer de agua a todos los diseminados de población históricos, que tenían este tipo de abastecimiento. Se facilitaría a esa masa de población que vive en el campo de forma histórica el suministro con la única condición de que el Consistorio no permitiera la proliferación de ninguna otra construcción residencial en la zona.

El Reglamento de Suelo No Urbanizable permite por su artículo octavo la provisión de agua y electricidad a estas zonas siempre y cuando «no haya efecto llamada». Apoyados en esta legislación, el Consistorio comenzó los trámites para la solución hace tres años. «Hubo que destinar dos inspectores a revisar que no se hicieran nuevas construcciones en esas zonas», señala Ángel Nozal, ahora vicepresidente de la Mancomunidad de Municipios, y que añade que esos dos inspectores «ya no ocupan esos puestos».

La administración llevaría las tuberías hasta la linde del diseminado, donde los vecinos tendrían que acometer las obras para repartir a cada residencia. Después se instala un contador general para todo el diseminado y es la asociación de vecinos de la zona la que debe repartir, controlar y cobrar el gasto de cada domicilio, para abonar el total a la empresa pública de aguas. Esa es la solución dada la semana pasada, por culpa de los retrasos en las firmas, a Las Rozas y es la que Acosol demanda al Consistorio para el resto de diseminados rurales históricos, que aún siguen en problemas.

A la espera están las zonas de Majadilla del Muerto, La Alberquilla, La Atalaya, Puerto Los Gatos, Entorno del arroyo Pajares, Polígono Los Perales, El Cañadón y en la parte oeste de Mijas Pueblo. A esto hay que añadir los que tienen parte del problema solucionado, como es el caso de Entrerríos, Osunillas, Finca El Malagueño y Valtocado. También hay un pequeño grupo de urbanizaciones menores que necesitan este tipo de abastecimiento, según las fuentes consultadas. Áreas cuyos vecinos demandan que se acometan las obras para poder disponer de saneamiento y agua corriente con normalidad.