DÍA MUNDIAL DE LA SALUD PROSTÁTICA
El tumor contado en primera persona desde Córdoba: «El cáncer de próstata al principio fue una pesadilla»
Antonio Romero cuenta cómo le detectaron la enfermedad, su «duro» tratamiento de radioterapia y cómo la superó
Antonio Romero , vecino de Córdoba, a sus 62 años ofrece uno de esos testimonios que hay que escuchar siempre, pero más hoy, 15 de septiembre, que es el Día Mundial de la Salud Prostática . Él superó un cáncer de próstata. Atender su relato es recibir una lección de vida y obtener uno de esos consejos que le pueden salvar a uno la existencia. « A partir de los 45 años , los hombres nos debemos hacer los controles», insiste al periodista a las primeras de cambio.
Rebobina y se sitúa en 2009 , cuando le detectaron la enfermedad . Su mujer, Rosa, es voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer en Córdoba y él ya se hacía sus chequeos anuales. Pero un día «sangré un poquito al orinar» . Fue al médico y comprobaron que sus niveles de PSA (sustancia que fabrica la próstata) estaban en «4,25 ó 4,35 [cuanto más elevados, más probabilidad de tener cáncer]».
Por su trabajo pasaba tiempo sentado -tenía que conducir bastante-, y el doctor pensó que podía ser prostatitis . Le dio unas pastillas. Al mes, regresó y la PSA, rememora, ya estaba «al ocho» y le informaron de que debían hacerle una biopsia . Se la hicieron y tenía un tumor. Pero fue la doctora Amelia Bejar, del Servicio de Oncología Radioterápica del Reina Sofía, la que le habló con rotundidad: «Yo le comenté que me habían dicho que tenía un tumor. Y ella me dijo: "Vamos a hablar claro. Lo que tienes es cáncer . No nos llevemos a engaño"».
Confiesa que « fue, al principio , una pesadilla, porque no sabes lo que va a pasar» . «No haces más que pensar y darle vueltas al coco», evoca de aquellos días de 2009. «Se te queda cara de tonto. ¡Puñetas! ¡Qué pasa aquí! Piensas en tu mujer, hijos y nietos. Te dices: "Madre mía de mi corazón. ¿Esto qué es?". Tienes eso metido en la cabeza hasta que a quello evoluciona favorablemente y ves que, con el tiempo, se cura», dice trayendo de vuelta aquellos días más que difíciles, en los que, advierte, lo mental también tuvo su importancia: «Te dices que de esto vas a salir».
Las 38 sesiones de radioterapia
Y Antonio cuenta que se puso en las manos de Dios -se declara muy creyente- y del equipo de profesionales del antiguo Hospital Provincial , donde está el servicio de Oncología del SAS, que son «maravillosos». Como la enfermedad se la pillaron «muy a tiempo», el tratamiento fue el de la radioterapia.
Escribirlo es muy fácil; pasar por ello no. La radioterapia, dice, fue «dura» . Fueron 38 sesiones, a ritmo casi diario. «Allí tratándote a las once y a las once y media de la noche. Un par de veces tenían que chequear la máquina y no pude ir», cuenta.
A Antonio le diagnosticaron un cáncer de próstata en 2009 y le dieron el alta cinco años después. A día de hoy, dice, «la cosa va bien. Toquemos madera»
El relato se torna duro, con la crudeza del que no puede dejar que un cáncer se lo lleve por delante: « Me fallaba el esfínter , que era una de las cosas que... Aquello era lo que peor llevaba. Se te quitaban las ganas de comer . Estaba muy cansado. Estuve un año de baja. No me encontraba bien».
Pero el tiempo pasó. Superado ese primer año complejo, Antonio recuerda que «mejoró mi calidad de vida, me encontraba mejor». A los cinco años, le dieron el alta y ahora sigue con sus revisiones periódicas. «Va la cosa bien. Toquemos madera», dice, con un tono que suena a un optimismo a prueba de bombas y de achaques médicos. Porque en 2016 sufrió también un infarto.
El diálogo acaba como empezó. Con el consejo de Antonio para los hombres que ya vamos teniendo una edad. «Nos tenemos que concienciar todavía mucho más y hacernos las analíticas periódicas. Los controles ayudan a que se pueda coger a tiempo », concluye.
