Rafael González - LA CERA QUE ARDE

Sálvame

Celebrar quedarse en Segunda es un retrato social que afecta a la idiosincracia de Córdoba

«Koki» celebra con Reyes la permanencia del CCF en Segunda ÁLVARO CARMONA
Rafael González

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CÓRDOBA celebra la salvación. Así somos, o así es la peña en general: permanecer en segunda división es un triunfo . Y claro, así nos va. Así nos ha ido. Y de cómo nos va a ir no quiero pensar en estos aciagos días en que un bolso con escaño ha sufrido moción de censura y nos ha colocado a Pedro Sánchez de presidente. Sí, en efecto: Pedro Sánchez. Parafraseando al maestro Reverte , Zapatero nos va a parecer Churchill después de éste, si es que queda un después, que lo dudo.

Seguimos en Segunda División y somos felices. Empleo el plural mayestático porque yo estoy exiliado en realidad. Medito todos los días y escapo de este universo para no acabar celebrando la permanencia en la categoría de plata. Para cuando de ahora en adelante me levante por las mañanas y vea el nuevo Gobierno no se me descontrolen los chakras. Este ha sido un hecho luctuoso que escapa a nuestro control. Los hombres como Sánchez, De Gaulle, El Bolso Censurado o El Chico del Chalé manejan unas estructuras a las que no tenemos acceso ni tan siquiera por la vía de los votos, como nos quieren hacer creer. Por eso acabamos conformándonos y celebrando el fútbol modesto y doméstico, en un estadio eternamente inacabado y con un equipo sin identidad. Porque mañana llegarán otros seres de la calaña de los anteriormente citados, se quedarán con el equipo, ficharán tronistas de Polígono y mantendrán a la gente en vilo, o en Babia, o entretenida. Y cobrarán ayudas municipales y el palco se llenará de los mismos que procuran que nos conformemos y no exijamos, que emigremos antes que enfrentarnos a su mediocridad, que celebremos goles vacíos de gestas fatuas. Y ahora que pienso en el palco del Arcángel me he acordado de Nieto , porque a ver qué hacemos con Jose que nos lo devuelven de Madrid y sin cargo orgánico. Qué cosas. La vida es una continua sorpresa, un vaivén, un frenesí, un yo qué sé, un disparate que puede acabar con Carmen Calvo de nuevo de ministra. Que alguien les dé las sales a Rosa Aguilar , por favor, no vaya a ser que se nos desmaye y acabe en el palco del estadio, que cualquier cosa puede suceder.

Pues sí, la Córdoba que no lee, que por supuesto no se gasta un euro en un mísero libro o lo pide de gañote al autor para decorar la salita es la que el pasado viernes no le dolió en prendas guardar cola y gastarse la guita en entradas para presenciar la salvación si es que ésta llegaba. Y llegó. Fotos de niños en el terreno de juego, Koki como bebido , ebrio de felicidad y la cordobesía feliz de permanecer en la eterna segunda división que nos acuna desde hace tanto. Nos hemos salvado para estrellarnos de nuevo, como la moción de censura. Para darnos ese dulce piñazo contra la mediocridad, los listos, los tunantes, los vividores, los trápalas, los mentirosos, los poderosos, la mala gente, los burócratas, los cuneros y los mangantes. Esos que robaron a la gente hace mucho tiempo la capacidad de lucha , de crítica, y de esperanza y le devolvió, envuelto en celofán, una perenne segunda división de la vida.

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