Toros

Leyenda y frases de Guerrita, el torero de Córdoba que quiso ser Papa

La exposición 'Guerrerías' explica su figura a través de cómo lo juzgaron sus contemporáneos, de sus objetos y de las frases que quedaron en el recuerdo

El diestro acude a la inauguración de una muestra que se podrá ver hasta febrero

Murales en la exposición 'Guerrerías' en el Museo Taurino de Córdoba. En el vídeo, los jóvenes actores relatan sus anécdotas Álvaro Carmona
Luis Miranda

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Con más o menos afición y conocimiento de la historia taurina, mucha gente en Córdoba ha escuchado alguna de las frases atribuidas a Guerrita y lo ha imaginado en el club que llevaba su nombre con alguna de sus míticas sentencias.

Rafael Guerra Bejarano (1862-1941), dice Fernando González Viñas , es un mito de Córdoba, y desde hace unos días el Museo Taurino propone una mirada sobre él con una exposición temporal llamada ‘Guerrerías’, que con medios muy sencillos traza un perfil de una personalidad que ha conquistado la historia.

Fernando González Viñas, escritor y autor en los últimos años de novela gráfica, ha concebido la muestra con un carácter multidisciplinar, porque empieza con un cómic en que se desvela cómo fue en su época la figura de Guerrita. Lo ha hecho pintando sobre la pared los retratos y frases de cuatro periodistas de su época con lo que dijeron de él. Favorable y no favorable porque, como recuerda, no todo el mundo lo admiró.

«Tuvo temporadas en que no habló nadie mal de él, pero heredó enemigos por los dos lados», relata. Por una parte, los lagartijistas, porque él había sido banderillero de su cuadrilla y se tomaron mal que se hiciera matador. Por otra, los partidarios de Frascuelo , que habían sido enemigos de Lagartijo y que también lo veían como un seguidor.

Así, alguno lo considera un imitador del primer califa: «Vale más que sea usted un Guerrita mediano que un Lagartijo falsificado», mientras que Antonio Peña y Goñi sí tiene elogios: «Guerrita es un fenómeno de agilidad y de fuerza , de vista, de entusiasmo».

Culmina estos dibujos la figura del propio Guerrita, encaramado a una columna que recuerda a los triunfos de San Rafael que abundan en Córdoba, y con la frase que dijo en el momento de su retirada en 1912: «No me voy, me echan». Había sido matador desde 1897 y a partir de entonces, con alguna reaparición esporádica, se consagró al Club Guerrita . La palabra, dice Rafael González Viñas, es pontificar . Así lo hizo hasta su muerte, de la que se acaban de cumplir ochenta años.

Porque una parte de la leyenda de Guerrita, junto con su maestría en la plaza, es la de sus frases. El espectador está invitado a sentarse frente a una pantalla de vídeo por la que pasan jóvenes estudiantes de la Escuela de Arte Dramático que hacen lo que que tantos han hecho: contar sus famosas historias. La de aquel novillero que le dijo que sentía no haberlo visto torear y se ganó la respuesta del maestro: «Pues haber nasío antes».

La elección de los jóvenes

No es casual la elección de jóvenes que apenas habían escuchado hablar del Guerra -«aunque les ha llamado la atención y han empezado a leer cosas sobre él»- ya que se perseguía precisamente que tuvieran voz en una generación distinta . Son frases que Fernando González Viñas ha recogido contrastando distintos libros y hasta la famosa enciclopedía de Cossío, aunque es consciente de que a veces se han atribuido a otros diestros como El Gallo o Belmonte .

Los bastones figuran como símbolos de su jerarquía y el sombrero como trasunto de la tiara del Papa

O la de aquella repuesta mítica cuando el Rey Alfonso XIII le dijo que parecía un obispo: «Yo en lo mío he sido Papa». Al lado está la cabeza disecada del toro con el que tomó la alternativa, restaurada para la ocasión, pero a la altura de los ojos.

Fernando González Viñas ha querido «bajarlo del pedestal en que suele estar en las tabernas », para que sea más cercano. Incluso las letras en la pared piden que no se le toque, como guiño al que hubo en el patio y que sufrió daños por parte del público que se empeñaba en fotografiarse con él.

Bastones que pertenecieron a Guerrita Álvaro Carmona

En la siguiente pared hay varios carteles de novilladas y corridas en las que tomó parte el segundo califa del toreo. Uno de ellos no es impreso, sino la obra original pintada por Enrique Romero de Torres .

El espectador termina en varios objetos personales de Guerrita tratados de forma simbólica. Los bastones (uno de ellos con el puño formado por proyectiles y otro con cuerno de ciervo) se acompañan con la definición de este elemento como atributo del poder y del mando que tuvo el diestro durante más de una década y luego en su retirada.

El sombrero cordobés, también característico, pasa a ser aquí como la tiara del Papa , otro atributo del poder y que enlaza con la frase que el diestro habría dicho al rey. Así termina una muestra que combina el mural y el vídeo, el fetichismo con los dibujos y la explicación del contexto de una figura que en su ciudad es leyenda.

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