Pasar el rato

Vestida de mayo

A ninguna ciudad le sienta el mes de mayo como a Córdoba.

Córdoba al punto, por Francisco J. Poyato: 'Patios, escuelas de vida'

Una mujer acicala su patio antes de abrir las puertas de su casa a los visitantes VALERIO MERINO
José Javier Amorós

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A ninguna ciudad le sienta el mes de mayo como a Córdoba . Mayo es el vestido que se pone Córdoba para celebrar la primavera. Hay otros meses, pero son más de diario. Nadie se viste de mayo como se viste Córdoba . Y eso que sus vistosas gitanas de «cintura de pulsera» alegran el aire cuando pasan, cuando pasan ligeras y flexibles como se mueve un junco. Pero el empaque de la madre Córdoba ha necesitado siglos de costumbre, siglos de poetas, de soles, de música, de vino. Y no de cualquier vino, no todos los vinos dejan chispitas doradas en las pupilas. Vino, el de aquí; mayo, el de aquí. El fino es un vino solar, hecho de sol, hecho para beber al sol. Un vino adecuadamente elegido, como un libro. Si se bebe con la debida ceremonia, no hiere ni mata. Tampoco engorda. No todas las inteligencias tienen sensibilidad para escanciarlo. Las máquinas, nunca. Las máquinas, al gobierno, no a las tabernas. Una copa de fino se bebe de distinta manera servida por un artista que conozca el oficio, que si la echamos sin cuidado nosotros mismos. Beber no es trasegar.

Beber necesita estilo y compañía. Las dos cosas las da la tierra. El estilo se nota en la forma de tomar la copa por la base, sosteniéndola airosamente con la presión del pulgar y el índice. Después, pasa el vino a la boca, como si levitara. Algunos pueblos tienen una vinolencia apresurada, aturdidora. Aquí se miman y se dialogan las copas, ya lo hemos dicho otras veces.En mayo tiene lugar en Córdoba la resurrección de la carne, por eso empieza con la blanda crucifixión de las rosas. Desde lo alto, Dios mira complacidamente lo bien que le ha salido la creación de este pequeño rincón del mundo. Cualquiera que conozca Córdoba se da cuenta de que una ciudad así no puede ser obra exclusivamente de los hombres. Para entenderlo no hace falta ser creyente, basta con tener mirada de artista para la belleza. Como Dios . Otras ciudades festejan cosas durante unos días; Córdoba necesita un mes entero para celebrarse, tan sobrada va de méritos .

Mayo es un mes suave de decir, con ternura en el sonido. Empieza con las mismas letras que la palabra madre, y termina con una i griega que se desmaya de gozo en la garganta. Llega mayo y el calendario despliega en Córdoba su florida juventud . Por mayo era, por mayo, cuando Córdoba brillaba. El mismo sol que en julio y agosto rugirá de pasión desenfrenada, se muestra en mayo poético y cortés con su Córdoba amada, y le envía rayos armoniosos como versos. En mayo calienta más el vino que el sol. Córdoba se engalana en mayo, como una novia, para que los cordobeses puedan hablar con ella en el lenguaje del alma. Y del cuerpo. Mayo es, en sentido estricto, una conversación de Córdoba con los cordobeses. Ya callarán en verano. Cuando se apagan las luces de la Feria , y se desmonta la noria y la última caseta, se quedan las cosas en la ciudad desconcertadas. «Después de tanto todo para nada», parecen decirse, con mi querido José Hierro , que este año hubiera cumplido los cien. Pero el año que viene, por mayo, volveremos a poner todos en limpio nuestra infancia. Ea, las cosas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación