Historia

Joaquín Moya 'Thor', la víctima cordobesa en la guerra de Afganistán

El sargento de 35 años falleció en 2011 en un tiroteo contra los talibanes; fue la primera muerte en combate de un soldado español en aquel país

Compañeros del regimiento Garellano 45 trasladan el féretro de Joaquín Moya a su llegada a España, el 7 de noviembre de 2011 REUTERS/Susana Vera
Rafa Verdú

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Las tropas internacionales, además del cuerpo diplomático y otros trabajadores, se están replegando de Afganistán tras el anuncio de EEUU de retirarse de un país enfangado en una guerra continua desde hace siglos . Británicos, soviéticos, estadounidenses y aliados occidentales han combatido sobre el terreno en las últimas décadas. Antes lo hicieron persas, mongoles y hasta Alejandro Magno. Y también ha habido españoles .

La primera baja en combate de un soldado español en Afganistán fue la de un sargento cordobés, Joaquín Moya Espejo, apodado 'Thor' -el dios del trueno en la mitología nórdica- por su apelativo en las comunicaciones de radio. Ocurrió el 6 de noviembre de 2011 en un tiroteo con los mismos talibanes que ahora ocupan el poder , cerca de Ludina, una ciudad en el noroeste del país. Es una remota región árida y montañosa a la que, como narró el Ejército de Tierra meses después en una crónica de combate real (la Operación Estaca ), «sólo sube el viento».

Oficiales del Ejército Afgano formados por españoles ABC

La misión de las tropas españolas en Afganistán consistía, entre otras cosas, en entrenar al bisoño Ejército Nacional Afgano (ANA); en ello estaba el sargento Joaquín Moya en la tarde de aquel fatídico día (sobre las 13.30 hora española ). La misión de la jornada era una mezcla de adiestramiento y combate real , lo que en la jerga militar se llama «mentorización». Había que acompañar a suboficiales afganos para tomar una loma y despejar el camino de un valle cercano . El escenario y los talibanes eran reales, como también lo eran las balas. Una de ellas atravesó el tórax del sargento cordobé s a pesar del chaleco antibalas que llevaba puesto.

«Fue cuestión de segundos. Una ráfaga, y zas . Toda una fatalidad. Una puñetera mala suerte», dijeron fuentes militares en aquellos días de hace una década. Ese tipo de hostigamiento de los talibanes era frecuente en un teatro de operaciones considerado como el más duro al que se habían enfrentado nunca las tropas españolas modernas.

El sargento Joaquín Moya M. Defensa

Joaquín Moya no murió al instante. Fue rescatado con vida y evacuado en un helicóptero norteamericano hasta el hospital Role 2 de Bala Murghab. En el transporte aéreo entró en parada cardiorrespiratoria y falleció durante el vuelo . Nada pudieron hacer en el hospital salvo certificar la muerte.

Las investigaciones posteriores determinaron que el sargento cordobés murió por un solo impacto de un proyectil ligero, posiblemente de un AK-47 . En condiciones normales y a la distancia de combate en que se movía Joaquín Moya, el chaleco habría detenido la bala . Pero el militar se hallaba en posición de cuerpo a tierra y el proyectil penetró por la clavícula para alojarse en el corazón.

En la fecha de su muerte, el sargento Moya tenía 35 años y era padre de un niño de 12 . Era un hombre muy conocido en el barrio del Campo de la Verdad y ejercía además de costalero del paso de la Virgen del Buen Fin , de su hermandad del Descendimiento.

Estaba integrado en el Regimiento Garellano 45, con sede en Vitoria pero adscrito a la Brigada Guzmán el Bueno asentada en Córdoba. Era la víctima mortal número 98 entre los españoles destacados en Afganistán (casi todos miembros del Ejército), pero la primera en una acción de combate.

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