Una mujer fuma un cigarrillo en una terraza de la calle de la Plata
Una mujer fuma un cigarrillo en una terraza de la calle de la Plata - Valerio Merino
ECONOMÏA

La hostelería se adapta a cinco años de Ley Antitabaco

Los establecimientos han tenido que invertir en acomodar las terrazas al fumador y viven más de cara a la calle

Córdoba Actualizado: Guardar
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El endurecimiento hace cinco años de la Ley Antitabaco, que prohíbe el consumo de cigarrillos en cualquier tipo de establecimiento público, ha cambiado de modo importante el modelo de negocio de la hostelería cordobesa, además de numerosas costumbres entre los empleados y clientes de los establecimientos afectados.

Lo explica con detalle Alberto Rosales, que es el presidente de la asociación de hosteleros Córdoba Apetece. «Ahora los bares son más pequeños, porque lo que es importante es que tengan una buena zona en el exterior para instalar una carpa o una serie de veladores en los que los clientes que lo deseen pueda fumar sin problemas y a su gusto», resalta.

Este tipo de establecimientos, que han crecido también al calor de la crisis, requieren una inversión menos voluminosa que los bares tradicionales, puesto que gran parte del negocio se concentra fuera del mismo, esto es, en la calle.

«Y los coste del montaje y de la decoración del interior del estableciomiento son menores de los habituales hasta la fecha», suscribe Rosales.

Pérgolas y carpas

Todo ello ha llevado a que «la transformación del sector hostelero en estos años haya sido tremenda, tanto por la influencia de la Ley Antitabaco como por la crisis. Ahora es más que frecuente que en muchos de ellos haya pérgolas o carpas para que los fumadores puedan tomarse una cerveza mientras se fuman un cigarro. De modo que la venta de este tipo de elementos exteriores ha ido a más en cinco años.

La misma progresión al alza ha experimentado la venta de estufas o calefactores para el exterior de los locales de restauración, así como de refrigeración para el verano, aunque en menor medida. Sin ri más lejos, el Café Centra adquirió dos grandes toldos que le costaron 12.000 cada uno, así como cuatro estufas, a razón de 300 euros cada una. En total, sólo para invierno, algo más de 25.000 euros.

Otros que también han experimentado serios cambios en sus costumbres desde que se endureció la normativa sobre consumo de tabaco son los de la sala de conciertos Góngora Gran Café. Uno de sus responsables, Víctor Reyes, señala que «hemos tenido que ampliar el personal de la puerta en una o dos personas más, lo que supone un incremento del gasto del 20%».

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